Damos la bienvenida a la sección de los Codex dedicada a la enigmática raza de los Saíglofty. Estos seres, conocidos por su habilidad en las artes mágicas, son una especie extraordinaria con una conexión directa con el inframundo. Esta conexión les otorga el poder de acceder a la temible Magia Roja, y la fuente de este vínculo radica en su ancestral pasado, un misterio que ha desconcertado a generaciones.
Los Saíglofty se destacan por su inmenso poder y habilidad en el manejo de la magia. Son conocidos como algunos de los magos más hábiles y poderosos en todo el universo. Su planeta de origen, Dozevise, era un espectáculo de belleza natural, con exuberantes bosques y una abundante vida que se entremezcla con ricos y valiosos depósitos minerales.
Año: 270,274 (ADL) - 270,270 (ADL)
Nuestra historia se remonta a los confines más alejados del cosmos, y a una época aún más alejada.
El planeta donde habitaba la raza Ukarta fue denominado por los mismos como Ukartaro (Poca imaginación tenían) Raza que ya había dominado al menos un sistema aparte del suyo gracias a sus grandes avances tecnológicos, pero principalmente armamentísticos, la mayoría de sus avances tecnológicos eran destinados a la armería y ofensiva.
Ukartaro fue alguna vez dirigido por un primer Gobernador impulsivo y agresivo que observó la guerra en curso entre La Teocracia Haryonosís y Los Esparcidos.
Cuando La Teocracia Haryonosís finalmente gano la Guerra, comenzaron "El Gran Silencio" El cual era un protocolo Haryon para Volver invisible al planeta y que ellos pudieran continuar con sus vidas normales y reabastecerse.
Entonces El Gobierno Ukartaro procedió con su primera invasión de hacía una raza alienígena.
Durante esto, La Teocracia Haryonosís, el principal centro de mando de los Haryon y el servidor central, fueron aniquilados por completo junto con su hogar y planeta capital, El Planeta Gate, que también fue Devastado por los bombardeos, asesinando a miles de millones de Haryons cuyas muertes fueron presenciadas por los sobrevivientes que ahora servirían de esclavos. y entonces su aliada, La Primera Fuente los intento ayudar al notar lo sucedido.
La primera fuente era una colonia de Máquinas anómalas inteligentes al igual que los Haryons, la diferencia es que los Haryons no son anómalos, sino. que son un grupo de máquinas exiliadas del infierno por causas desconocidas, los Haryons llamaron a la Primera fuente como "Los enviados de su señor" para combatir juntos a los Esparcidos (Una anomalía infecciosa que Asimilaba todo lo que tocaba), gracias a ellos lograron ganar, pero esta vez, no pudieron combatir de manera eficaz a Ukartaro y le fallaron a la Raza Haryon que tanto adoraban siendo aniquilados por el Gobierno Ukartaro en el proceso de invasión.
Esclavizaron a la mayoría de los Haryon, y estos fueron puestos en horribles condiciones de trabajo, abusados y abandonados incluso llevados hacia la muerte, el metal que los constituía fue fundido en armaduras y los demás componentes se usaron para todo tipo de aparatos.
Poco tiempo después (unos 3 meses) Los Haryons se Rebelaron contra el gobierno Ukartaro y un gran grupo de ellos lograron infiltrarse en el administrador de los embriones de los Ukarta, en Fouko (Su planeta capital y metropolitano era Ukartaro), docenas de los Haryons antes esclavizados se sacrificaron y desesperados se fusionaron en una masa tecnológica que ascendió hasta el nivel de la divinidad nanotecnológico convirtiéndose en una representación de su Dios, Haryonosís, Hackearon el administrador central para reescribir el código genético de los Próximos embriones que el gobierno Ukartaro planeaba para aumentar de manera abismal la población para volverlos soldados. Instalaron la devoción al Dios Haryonosís en sus mentes y los convirtieron en una raza centrada en el comercio en lugar de conquistadores y guerreros. Esto creó la raza Urtarc y, en última instancia, condujo a la caída del Gobierno Ukartaro.
Más tarde (de 1 a 2 años, Los embriones habían sido creados con hormonas de rápido crecimiento y no tardarían mucho en crecer a su tamaño adulto), el Sacerdocio Infernal (Haryonosís, Una I.A y deidad Haryon implantada en los Urtarc) comenzó a ganarse la confianza de los nuevos miembros de la comunidad comercial.
Incluso llegó un punto en el que ciertos emisarios de alto rango del Gobierno Ukartaro que fueron "infectados" con Haryonosís cuidadosamente por los Haryons y estos emisarios fueron llevados personalmente a las interfaces de Haryonosís.
(Los Haryons esclavos trabajaban en Fouko, un planeta destinado a la maquinaria industrial y a experimentación, Los Haryons construyeron una especie de base secreta en medio de grandes estructuras mecánicas que servirían de camuflaje y allí llevaban a los Emisarios y los asesinaran para después tirar sus cuerpos a botes de ácido donde no quedarían rastros del cadáver, y aunque varios Haryons fueron maltratados por que se les inculpaba otros Haryons se encargaron de poner las suficientes pruebas para inculpar a otros Ukarta)
En las interfaces de Haryonosís, como resultado de su "genética alterada"(Al ser Urtarc y no Ukarta) Estos individuos que fueron fanáticamente devotos fueron humillados por su insignificancia en comparación con esta deidad-máquina infinita y eliminados sin dejar rastro. (Estaban pescando lentamente a los peces más Gordos quitándolos del estanque, Después fueron dispersando rumores entre los Urtarc de que los Ukarta los consideraban basura y carne de cañón).
Eventualmente, a medida que los Urtarc se hicieron más numeroso, los miembros de la nueva comunidad de comerciantes comenzaron a cuestionar los métodos, las creencias y la cordura del Gobierno Ukartaro, Todo estaba saliendo de acuerdo al plan...
Entonces tuvo lugar un levantamiento completo en el que los Haryon se coordinaron y comenzaron a rebelarse abiertamente desde el centro de Fouko con casi ninguna respuesta de las fuerzas militares (que eran en su mayoría Urtarcs que debido a que se les implantó la devoción a Haryonosís, él podía controlarlos haciendo que no ataquen por lo que la respuesta ofensiva fue casi nula, incluyendo la respuesta de la maquinaria autómata o demás mecanismos robóticos, Haryonosís logró controlar todos los aparatos de Ukarta y Fouko sin que nadie se diera cuenta y los puso en contra de los Ukarta).
Paralizados por este repentino ataque devastador, las fuerzas inéditas del Gobierno Ukartaro se volvieron hacia adentro en un intento de acabar con la rebelión, solo para encontrarse con una resistencia repentina y confusa de los gobernadores disidentes, Máquinas y de los comerciantes que alguna vez fueron obedientes.
Ahora lisiado financiera e industrialmente, Los Ukarta fueron atacados rápidamente por los Haryons que habían sido "reencarnados" por Haryonosís que pudo reconstruir sus cuerpos de las armaduras y armas recuperadas.
Intercaladas entre una patria disidente y un agresor despiadado, las ahora insustituibles fuerzas de Ukarta fueron aplastadas, culminando en una rebelión final particularmente violenta en Fouko, donde los Haryons Harían un último movimiento como "venganza" Depositarían toda su fuerza infernal en nuevos embriones denominados "Saíglofty" Según ellos la venganza perfecta contra el Tan orgulloso Gobierno Ukartaro sería el unirse a ellos inmortalizando su esencia infernal y remarcando por siempre que la Teocracia Haryonosís jamás pudo ser derrotada, dotando a los Próximos Engendros con todo el poder que ellos mismos no pudieron poseer o en otras palabras "Purificar" a su especie de todo mal dejando una especie Comerciante de gran poder que respete y valore la vida natural, y claramente no los dejarían en el ya devastado Fouko ni mucho menos en Ukartaro, así que la capsula de Engendros fue Lanzada hacia el nuevo mundo.
— "Sean mejores que ellos, y peores que nosotros..."
"Dozevise", El cual sería un planeta perfecto para ellos.
Y Con la eliminación de los últimos reductos dentro del Gobierno, la clase Mercader de los Urtarc declaró la libertad de los Haryons remanentes, se alió con ellos y su "Dios" Haryonosís, y este estancó sus fronteras y deseos de ambición hasta su extinción natural por un cambio climático extremo.
O eso se cuenta.
Año: 1,387 (ADL)
En el año 1387 ADL, el cosmos se encontraba en una encrucijada política y militar de gran envergadura. El Imperio de G había tomado una decisión radical que cambió el curso de la historia: la erradicación de todos los grupos piratas. Esta decisión fue una consecuencia directa de la Caída de Nivesyr, un evento catastrófico que tuvo repercusiones a lo largo y ancho del universo conocido.
Nivesyr, un Imperio pirata considerado impenetrable, fue devastado por el Imperio, y su líder, Niber Carpenham, asesinado en persona por el propio Emperador Cádaver. Su caída significó el fin de la resistencia organizada de los piratas y marcó el inicio de su persecución. Para eliminar a los rezagados se empezó una serie de campañas militares coordinadas para eliminar bases Nivesyr en varios sistemas estelares. Esta operación involucró despliegues masivos de la flota del Imperio y tropas de asalto de élite de los Retra-Elitus e incluso de los Áureos. La táctica empleada combinaba bombardeos orbitales precisos y incursiones rápidas… Este evento fue conocido como “El Barrido”.
Anteriormente, muchos de los grupos piratas se habían aliado con el Imperio de G debido a objetivos comunes, tales como la lucha contra facciones rebeldes y la explotación de recursos valiosos en territorios disputados. Sin embargo, el cambio de opinión del alto mando del Dominio, bajo la dirección del enigmático líder conocido solo como "G", transformó la política exterior del imperio.
Los piratas, aunque útiles como aliados temporales, se habían convertido en una amenaza para la estabilidad interna del imperio. Su naturaleza anárquica y su tendencia a traicionar socavaban la autoridad central.
El Imperio de G buscaba un control absoluto sobre rutas comerciales cercanas. La presencia de piratas era un obstáculo para el comercio seguro y fluido, crucial para la economía del imperio…
Uno de los enfrentamientos más sangrientos y decisivos fue la Batalla de la Nebulosa de Sangre. Dónde la flota pirata más grande en su tiempo, liderada por el infame Capitán Valerian "El Sanguinario", fue completamente destruida. Esta victoria marcó el fin de la resistencia organizada de los piratas.
Luego comenzó el Decreto de Pacificación, un edicto emitido por G, ofreciendo amnistía a aquellos que se rindieran y se integraran al servicio del Imperio. Aunque muchos piratas rechazaron la oferta, algunos optaron por rendirse y se convirtieron en mercenarios al servicio del imperio…
Otros, desesperados y sin refugio seguro, intentaron formar coaliciones en territorios periféricos del imperio. Estos alzamientos fueron rápidamente aplastados por las fuerzas del Imperio, consolidando aún más su control…
En los turbulentos meses que siguieron a la Caída de Nivesyr, el universo fue testigo del surgimiento de una figura enigmática y formidable: una pirata cuyo dominio sobre su nave y habilidades combativas se convirtieron en leyenda. Esta mujer, cuya identidad permanecía envuelta en misterio, se distinguía por su capacidad de enfrentarse a fuerzas imperiales abrumadoramente superiores y salir victoriosa. Sus hazañas se convirtieron en relatos casi míticos, inspirando a otros a desafiar la autoridad del Imperio de G.
Conocida solo por sus acciones, esta pirata parecía encarnar el espíritu indomable y la audacia de aquellos tiempos caóticos. Su nave, una creación ágil y letal equipada con una impresionante gama de armamento y defensas avanzadas, se convirtió en una pesadilla recurrente para las patrullas imperiales. Los relatos sobre ella describían enfrentamientos en los que, sola, destruía hasta decenas de naves enemigas, empleando tácticas de guerrilla espacial y maniobras que desafiaban las leyes de la física.
Los cargueros imperiales, frecuentemente repletos de suministros vitales para las campañas militares del Dominio, eran sus blancos preferidos. Ella los abordaba, desactivando sus sistemas y saqueando sus bodegas antes de desaparecer en la vasta extensión del espacio. Su capacidad para sabotear instalaciones tanto terrestres como orbitales dejaba al Imperio en un estado constante de alerta y confusión.
Sus constantes ataques y sabotajes forzaron al Imperio a redirigir recursos considerables para contrarrestarla, debilitando sus esfuerzos en otros frentes.
Las historias de sus hazañas se propagaron con la rapidez de la luz, inspirando temor y admiración a partes iguales. Se decía que era más feroz que un agujero negro, tan temeraria e indomable como las llamas del infierno, y más mortal y despiadada que cualquier arma de plasma. A medida que los rumores se extendían, más y más piratas, antes desmoralizados y dispersos, comenzaron a unirse y emular sus tácticas. Poco a poco, estos individuos formaron un gran clan, una hermandad que veía en la figura de esta pirata una esperanza y un símbolo de resistencia.
Sin embargo, lo más fascinante era que la pirata desconocía la magnitud de su influencia. Jamás había sido vista de cerca, y su nombre, edad, raza y hasta las especificaciones exactas de su nave y armamento eran desconocidos. Las historias sobre ella eran contadas alrededor de fogatas improvisadas en naves a la deriva, alimentando una mitología que solo crecía con cada nueva proeza atribuida a ella.
El punto culminante de su leyenda llegó cuando finalmente fue vista enfrentándose a una fuerza imperial de 58 naves del Imperio de G.
Observada desde las sombras por piratas escondidos tras un cinturón de asteroides, la pirata no solo logró destruir a sus adversarios, sino que también aniquiló la nave principal del escuadrón, una colosal nave de mando que era 120 veces más grande que la suya. Esta demostración de destreza y coraje cimentó su estatus como una figura casi divina entre los piratas.
Impulsados por la fascinación y el deseo de unirse a su causa, los piratas que presenciaron la batalla siguieron a su reina misteriosa. Su ruta de escape los llevó desde el sector Crett al sector Alfa, haciendo una parada estratégica en Ae'athel para abastecerse de uranio, seguramente su nave era nuclear. De ahí, continuaron hacia Hallur, un planeta completamente mecanizado y un hervidero de actividades del mercado negro, donde se podía encontrar cualquier cosa imaginable, desde tecnología prohibida hasta armas experimentales.
Finalmente, su viaje concluyó en el desierto de Dozevise, descendiendo en plena noche. Este desierto, conocido por sus vastas y áridas dunas y su atmósfera cargada de misterio, ofrecía el escondite perfecto. Bajo la luz de las estrellas, en la oscuridad protectora del desierto…
El viaje a través del sector Alfa hasta el desierto de Dozevise fue un desafío formidable para el pequeño trío de piratas que seguían a la legendaria pirata. Con una determinación férrea, lograron seguirle el paso y, al llegar a su destino, enviaron un mensaje urgente a su grupo: "Reunión inmediata en Dozevise, sector Alfa, la Reina está aquí." La noticia se difundió rápidamente, y más de 70 naves piratas convergieron en las vastas dunas de Dozevise, todas atraídas por la posibilidad de ver a la enigmática y temida mujer que había desafiado al Imperio de G.
El desierto de Dozevise, conocido por sus interminables dunas y su ambiente inhóspito, se convirtió en el escenario de una reunión clandestina. Los piratas aterrizaron sus naves formando un amplio círculo, todos ellos ansiosos pero cautelosos, manteniendo una distancia respetuosa. En el centro de este círculo, la pirata se encontraba fuera de su nave, portando una escopeta Láser Bilmaul, su postura era un claro aviso de que estaba lista para un combate inminente.
Frente a una carpa desgastada y sucia que usaba como refugio, la mujer mostraba una mirada impoluta de miedo en su ojo, el otro estaba vacío, seguramente lo había perdido en algún accidente, aún así seguía irradiando una confianza y determinación que intimidaba a todos. Durante 14 minutos, nadie se atrevió a bajar de sus naves, temerosos del poder y la reputación de la legendaria pirata.
Finalmente, un pequeño grupo de cuatro piratas jóvenes, tres de los cuales habían seguido a la pirata desde el principio, decidieron acercarse a ella. Con un amigo más en su compañía, tomaron un gesto de paz: tiraron todas sus armas al suelo y avanzaron lentamente hacia la mujer. Ella los dejó acercarse, pero mantenía su escopeta cargada y sutilmente apuntada hacia ellos, sin bajar la guardia en ningún momento.
Durante una larga y tensa charla, el misterio finalmente se desveló. La legendaria pirata que había aterrorizado a imperiales y piratas por igual reveló su nombre: Mandrilryth Cladert. Tenía 249 años y pertenecía a la raza Saiglofty, una especie conocida por su longevidad y habilidades excepcionales. Mandrilryth era hija de una de las pocas sobrevivientes de la Gran Purga de Dozevise, un evento catastrófico ocurrido en 1636 ADL, durante el cual el Imperio de G había masacrado a la población del planeta, y tomado enorme parte de los sobrevivientes para volverlos soldados, apropiándose de casi la totalidad de la raza.
Mandrilryth relató con amargura cómo su madre había sido abatida a disparos por soldados del Dominio de G, el mismo imperio que le había arrebatado su hogar y su familia. Desde entonces, su vida había estado marcada por una sola misión: vengarse del Dominio de G. Su motivación era clara y su odio, profundo. Se dedicaba a masacrar soldados imperiales como venganza y no se detendría hasta que el último soldado del Dominio cayera abatido.
Con una mirada asesina y una determinación inquebrantable, Mandrilryth declaró que si los piratas no se largaban en ese instante, comenzaría a matarlos uno por uno. Añadió que sus naves podrían venderse a buen precio en el mercado negro, un comentario que subrayó la seriedad de su amenaza. Ante esto, las naves piratas despegaron y se retiraron a toda velocidad, respetando el deseo de la pirata y reconociendo el peligro que representaba…
En el trasfondo de un año lleno de conflictos y rebeliones, Mandrilryth Cladert emprendió una misión audaz y casi suicida: destruir una fábrica imperial de clase Némesis Leviatán, destinada a la producción de naves masivas y devastadoras que el Dominio de G planeaba usar para subyugar más planetas, replicando el destino oscuro de Dozevise.
Cladert, con su habitual habilidad para moverse sin ser detectada, se infiltró en el territorio imperial. Durante su aproximación, tuvo un momento de duda cuando creyó ver la estela del motor de una nave. Su pensamiento inmediato fue: "¿Me han visto?" Sin embargo, la ausencia de ataques inmediatos la tranquilizó temporalmente.
Al entrar en la atmósfera del planeta, Cladert desató una lluvia de disparos contra todo lo que veía, encendiendo las alarmas de emergencia. Las naves de caza imperiales respondieron rápidamente, saliendo en formación para defender la instalación. Para evitar convertirse en un blanco fácil, Cladert descendió y comenzó a maniobrar entre los gigantescos conductos industriales de la fábrica.
En medio del caos, una nave de caza imperial la sorprendió, disparando directamente a la cabina de su nave. Con reflejos sobrehumanos, Cladert abrió la cúpula de su cabina y saltó hacia la nave de caza atacante, dejando su propia nave en picada hacia un reactor. La explosión resultante destruyó gran parte de la fábrica.
Una vez sobre la nave de caza, Cladert bloqueó la visión del piloto, causando que la nave se tambaleara. Bajo una lluvia de disparos, Cladert abrió la cúpula y, con una fuerza descomunal, lanzó al piloto imperial fuera de la nave. Sin perder un segundo, tomó el control de la nave y rápidamente se adaptó a sus controles.
Bajo su comando, la nave se convirtió en una máquina de destrucción, cazando a otras naves imperiales con precisión. La fábrica estaba en llamas, y aunque Cladert sabía que el Imperio probablemente tuviera muchas más instalaciones, esta victoria retrasaría significativamente su producción.
Antes de que Cladert pudiera seguir con su plan de destruir los almacenes de Honored's, la estela que había visto anteriormente volvió a aparecer. Esta vez, no era una sola nave, sino 20 naves piratas en formación triangular, atacando las cazas imperiales. Cuatro de estas naves se separaron y comenzaron a rotar alrededor de la nave de Cladert, formando un círculo de protección.
Molesta pero pragmática, Cladert comprendió que estos piratas, a los que consideraba parte de su séquito, podían ser útiles. Tras una breve y furiosa comunicación a través del intercomunicador, donde el líder del equipo pirata se puso en contacto con ella, Cladert finalmente aceptó ser su capitana.
Bajo el mando de Cladert, los piratas comenzaron a coordinar sus ataques. La estrategia era clara: disparar a todo lo que representara una amenaza imperial. Con Cladert dando las órdenes, la coalición de piratas desató un torrente de destrucción, superando a las fuerzas imperiales.
La destrucción de la fábrica y los almacenes de Honored's fue un golpe significativo para el Imperio. Aunque sabían que el Dominio tenía recursos para reconstruir, la moral y la eficiencia del enemigo habían sido gravemente dañadas.
La destrucción de una instalación clave y la derrota de sus fuerzas en un escenario tan público y devastador desmoralizó a las tropas imperiales, provocando dudas y miedo en sus filas.
El Imperio de G se vio obligado a redirigir recursos considerables para proteger sus instalaciones restantes, debilitando sus operaciones en otros frentes y ralentizando su expansión…
Al poco tiempo más naves piratas comenzaron a llegar hasta que se formo un titánico equipo de 80 naves sin contar a Cladert, la cual aprovecharía el adentramiento en el territorio imperial para llevar a cabo la operación llamada "fuck you Empire".
Envío un comunicado especial a los grupos piratas más grandes de la galaxia que hayan sobrevivido a la masacre que estaba causando el imperio, con el motivo de organizar una alianza con estos para darle al dominio de G una buena paliza bien merecida, decididos a echar al imperio de los que alguna vez fueron sus territorios, los demás grupos no tenían razones para oponerse al saber que su lider sería la Mismísima Reina de los Piratas, aquella mujer de las mil leyendas...
El Phaipia Imperial.
La Indecente y Temible República Pheodecana(Así se llaman, no es broma).
Y el grupo pirata más antiguo que sigue en pie, Xuikositl.
Juntando a más de 9000 mil piratas, listos y armados a mas no poder, pero, a pesar de ser muchos, Cladert sabía que de igual manera era imposible echar al imperio de allí, mientras que ellos son 9mil el imperio no tardaría mucho en reponer los soldados que vayan cayendo con millones mas, si es que siquiera les importe, pero si así es el caso no tardarán mucho en enviar flotas enteras a atacar, es tanto el poder del imperio que la perdida de 5 millones de personas es nada para ellos, Nada.
Cladert ordenó la retirada, que debía hacer algo antes, muchos se quejaron pero retrocedieron y regresaron a Dosevize, Allí dejó a los Grupos y se fue con 4 acompañantes más, ni ella misma podía creer lo que estaba a punto de hacer, solicitaría una alianza con la DCIN.
La DCIN exitosamente a logrado evitar la incursión del imperio en múltiples zonas a lo largo de siglos, hay veces en las que gana terreno y otras en las que pierde, pero siempre se ha mantenido firme y poderoso, entonces, con varios problemas logró conseguir una audiencia con el alto mando de la DCIN para explicar el plan, al principio el alto mando se mostró ignorante, pero conforme Cladert explicaba el plan se fue ganando la aprobación, era un buen plan para alejar al imperio, cladert los fue persuadiendo lentamente usando mucho el tema de "Y Ustedes podrán ganar más terreno" lo cual gustaba al alto mando, tras un debate que duro horas, la DCIN declararía que está sería la primera y última vez en la que piratas y la DCIN colaborarían.
Y por primera vez en la historia, Los piratas se unirían contra aquellos que siempre los despreciaron para poder hacer retroceder al imperio, un evento histórico que a la DCIN no le gusta admitir.
El ataque se llevó a cabo el 4to Monam de Palladia, por lo que muchos considerarían "la mañana", 9mil piratas y más de 30mil soldados de la DCIN juntó con 4mil Soldados Clover SCT, la misión era acabar con el supervisor, El imperio no mantiene sus sectores con gente por acá y por allá, sino que usan unas IAs especiales llamadas "Supervisores" estás IAs se encargan de mantener el contacto del sector con el imperio, las exportaciones y importaciones, la seguridad, la administración de estaciones, naves y flotas, en resumen si acaban con la estación del supervisor prácticamente borran el sector del mapa del territorio del imperio, y sin el supervisor no hay manera de que alguien establezca contacto directo con la base central, únicamente el supervisor puede.
Según el plan Los piratas se encargarían de destruir las naves de ataque y meterse en los cargueros, la DCIN abriría paso a cladert hasta el supervisor, y los soldados clover serían desplegados en las demás estaciones y bases terrestres.
No se esmeraron en hacer una entrada sigilosa, no, apenas llegaron y dividieron empezaron a desatar una tormenta de disparos por todos lados, la razón del por qué no fueron detectados con antelación mientras se acercaban fue gracias a la tecnología de camuflaje, cortesía de la DCIN.
Naves siendo destruidas, cuerpos de cadáveres flotando, trozos de metal por todos lados y un espectáculo de luces por disparo, está batalla fue legendaria en toda la extensión de la palabra durando 19 horas, mientras llegaban más soldados tanto del imperio como de la DCIN y más piratas que los grandes líderes pirata llamaban, cientos, no, Miles de naves volaban por todos lados y explotaban en cortas pero notables explosiones, Tras toda la travesía y muchas posibles muertes, logro infiltrarse a la estación del supervisor, irónicamente, muchos tal vez pensaron, ella no entraría estrellando la nave contra una pared dela estación, es una idea algo estúpida por qué todo estaría lleno de vacío en poco tiempo y moriría así que, entro por la puerta como una persona normal.
Entro con un equipo de 4 Soldados Clover, ella iría directamente por el supervisor mientras los Clover eliminaban a los remanentes en la estación, un largo camino por la inmensa base fue lo que tuvo que recorrer hasta llegar a la tan ansiada habitación, pero estaba sellada con una gruesa puerta de acero.
Cosa que no le importó y tras tomar un poco de distancia la rompió golpeándola con su trasero junto con sus más de 100 kilos logrando mandar a volar la puerta.
Al ingresar observó una habitación circular con una cúpula de metal blanco con diversos grabados como si de insólitas escrituras sagradas se tratara, en la parte inferior un acabado de piel roja oscura como sangre seca, y un suelo también blanco, contando con hendiduras y cables sobresalientes, una sala grande en la que el eco sería eterno, una tenue luz celeste daba su origen desde un pequeño tragaluz circular que daba al inmenso espacio, está luz cambiaba constantemente de color pues afuera una lluvia de disparos de multitud de tonalidades pintaban el vacío.
Y justo abajo del tragaluz allí estaba.
El supervisor, finalmente, lo tenía frente a ella, el momento que tenía décadas esperando, sentía que esa máquina era el líder que tanto había buscado, estaba eufórica y ansiosa que no pensó más allá de que el supervisor era solo un pilar de metal parlante, y este último de su centro expulsaría una torreta de neutrones con mucha potencia, y con un vertiginoso movimiento digno de alguien con su nivel pudo protegerse a tiempo con una burbuja por escudo, y sin perder ningún solo segundo cargo su distintiva escopeta Bilmaul y con una precisión abrumadora hizo estallar la torreta saliente del pilar, El supervisor expreso un quejido ahogado por su intento de imponer, como si pudiera sentir dolor.
La Pirata dió varias vueltas alrededor de él mientras arrastraba un cuchillo por todo el cuerpo cilíndrico del supervisor, entonces lo apuñaló repetidas veces en lo que parecía ser el rostro, cabe aclarar que no tenía rostro pero esa parte era blanda y mostraba símbolos así que contaba, ella lo siguió apuñalando hasta que el cuchillo simplemente se partió a la mitad, el sector había Sido desconectado, habían ganado, ya no había forma de que el imperio los encontrará de nuevo.
Hubieron muchas bajas pero todas honradas cómo merecían, ahora tal vez pienses, bueno la DCIN tiene a todos los piratas allí, perfectamente podría traicionarlos y eliminarlos a todos, pero no, la DCIN cumplió el trato y se retiro sin decir nada más que un "Gracias por su colaboración".
Aquí había llegado a su fin la llamada "La batalla de la reina".
Los piratas reclamaron el terreno que les pertenecía, robaron todo de los almacenes del imperio que habían quedado quedándose ellos con todos los minerales y objetos que había, asesinaron a Miles de imperiales pero al final Cladert optó por una técnica, una propaganda y un engaño a los demás sectores del imperio, con el fin de hacer que los soldados se pongan en su contra, con poco esfuerzo y algunos infiltrados lograron ganarse a millones de soldados, pero antes de que llegara el día del levantamiento los descubrieron.
De igual forma no se pudo evitar la derrota del imperio en docenas de planetas por su propia mano, muchos de ellos al final de la rebelión huyeron a otros sectores lejos del imperio, aunque fueron llevados a prisión y algunos ejecutados por obvios motivos, pero tal vez eso era lo mejor.
Dicha época fue conocida como "La rebelión de Cladert".
Este códex abarca Desde el año 1387 ADL hasta el 1377 ADL, que fue el año donde terminó la Batalla de la Reina.
Año: 1,376 (ADL)
La nave en sí era una obra maestra de ingeniería, una amalgama de tecnología Saíglofty combinada con elementos robados y modificados de otras naves saqueadas durante sus incursiones piratas. La nave llevaba el nombre de "Eclipse Sangriento", y su casco plateado estaba adornado con pinturas y grabados que contaban la historia de las victorias de Cladert y su tripulación.
La cubierta principal era un despliegue de actividad mientras los técnicos se aseguraban de que todo estuviera en perfecto estado antes de la partida. El brillo de los monitores se reflejaba en los ojos ávidos de la tripulación, quienes se movían con una coreografía precisa y coordinada, cada uno cumpliendo su papel sin necesidad de instrucciones. Eran una familia unida por el lazo de la lealtad y el respeto hacia su feroz capitana.
Cladert, por su parte, caminaba por el puente con una mezcla de determinación y preocupación que rara vez mostraba. Sus manos acariciaban los controles con una delicadeza inusual, asegurándose de que cada detalle estuviera en perfecto orden. Era la primera vez que mostraba un cuidado tan minucioso por una nave, una nave que había decidido conservar, en lugar de desecharla como un simple trozo de metal una vez terminada la misión.
"Esta nave será nuestro refugio, nuestra fortaleza", dijo Cladert, hablando más para sí misma que para los demás. "Y juro que la protegeré con mi vida si es necesario".
Sus palabras fueron apenas un susurro, pero la tripulación, que siempre había admirado su fortaleza y tenacidad, pudo percibir la carga de responsabilidad que llevaba en ese momento. Cladert sabía que enfrentarían peligros indescriptibles en la búsqueda de la Espada de la Eternidad, y esta nave sería su única protección en las vastas profundidades del espacio.
Con una mirada feroz, Cladert se dio la vuelta y dirigió su atención a sus seguidores, su familia en este viaje intergaláctico.
"¡Eclipse Sangriento, zarparemos hacia la gloria y la victoria! ¡Nadie se interpondrá en nuestro camino!", proclamó con voz resonante.
La tripulación rugió con entusiasmo, sus corazones llenos de la misma pasión y determinación que ardía en el corazón de su capitana. Con la bandera de los Piratas de Cladert ondeando al viento, la nave se alejó de la estación espacial, lista para enfrentar un futuro incierto pero emocionante.
Durante el viaje hacia el planeta Andromeda IX, los tripulantes de Eclipse Sangriento compartieron risas, bromas y camaradería, encontrando consuelo y fuerza en su unidad. Aunque los peligros que les aguardaban eran inmensos, sabían que no había nadie más en quien confiar que en su feroz y valiente líder, Mandrilryth Cladert, la Reina de los Piratas.
El sistema estelar estaba bañado por la luz de una estrella lejana, que proyectaba destellos dorados en el casco de la nave Eclipse Sangriento. El puente de mando era un hervidero de actividad, con la tripulación gritándose instrucciones y compartiendo risas burdas. A pesar del ambiente caótico, todos se movían con una sincronización perfecta, como una orquesta de piratas desbocados, cada uno con su papel crucial en esta audaz empresa.
Cladert se levantó de su trono improvisado, una silla robada de algún palacio imperial, y dio un paso adelante para tomar el control de la situación. Su elegante capa roja ondeaba con majestuosidad detrás de ella mientras caminaba con paso firme y determinado. Sus ojos amarillos brillaban con una intensidad feroz, mostrando la pasión que ardía en su interior.
"¡Escuchen bien, pandilla de Corsikos sucios! Estamos a punto de enfrentarnos a la leyenda misma, y no pienso dejar que nadie nos detenga", rugió Cladert con su voz ronca y autoritaria. "La Espada de la Eternidad es nuestra, y nadie más tiene lo que se necesita para reclamarla".
Corsiko: Significado: "Maldición" o "Desgracia". Usado para expresar frustración, sorpresa o disgusto. Ejemplo: "¡Corsiko! Perdimos la ruta estelar."
La tripulación respondió con un estruendoso coro de voces, lanzando maldiciones y juramentos en su característico lenguaje inadecuado y grosero. Para ellos, este no era un viaje de exploración científica o un acto de valentía heroica, sino una oportunidad para saquear y obtener un poder inimaginable.
Con el rugir de los motores como música de fondo, la nave de Mandrilryth Cladert se detuvo en el espacio, lista para el desembarco en el remoto planeta Andromeda IX. La tripulación estaba ansiosa y emocionada, todos con sus máscaras de respiración aseguradas, listos para enfrentar los peligros que los esperaban.
Mandrilryth, la Reina de los Piratas, se puso su elegante capa roja con relleno en los bordes blancos pues por alguna razón se la quitó, y mientras ondeaba al viento estelar, ella se sentía como una deidad de la guerra. Sus cuernos en forma de S se erguían con orgullo a los costados de su cabeza, marcando su estirpe Saíglofty. Su rostro estaba “bien cuidado”, excepto por el ojo derecho faltante, una cicatriz vertical que hablaba de una batalla pasada.
La capa la hacía parecer majestuosa, pero en cuanto se sentó de nuevo en su trono improvisado, la Reina dejó de lado cualquier atisbo de delicadeza. Sus movimientos eran descuidados y llenos de grosería, como si se burlara de las normas sociales establecidas. Con una sonrisa traviesa, abrió las piernas de manera poco convencional y apoyó un codo en el reposabrazos mientras con el otro se rascaba la panza levantando su camisa a medio torso, realmente no le importaba nada
"Escuchen bien, pandilla de piratas hijos de Corsikos", dijo con voz ronca, soltando una risotada mientras miraba a su tripulación. "Vamos a coger esa jodida espada y demostrarle al puto universo quién es el maldito jefe aquí, y esa perra soy yo".
Los piratas respondieron con un estruendo de vítores y risas, celebrando la actitud irreverente de su capitana. Para ellos, Mandrilryth era la personificación misma de la audacia y el desafío, y estaban dispuestos a seguirla hasta el fin del cosmos.
Sin perder más tiempo, la tripulación descendió de la nave, preparándose para explorar el boscoso planeta Andromeda IX. Los árboles altos y frondosos ocultaban misterios y peligros, pero eso no detenía a la Reina y su banda de malhablados y valientes piratas.
Los árboles de Andromeda IX eran majestuosos, alcanzando alturas colosales, sus troncos anchos y texturizados con cortezas de un azul profundo que brilla ligeramente bajo la luz solar. Las hojas, grandes y en forma de espiral, cambian de color según la hora del día, pasando del morado al rojo y al dorado, creando un espectáculo visual constante.
El suelo del bosque estaba cubierto por una densa capa de musgo bioluminiscente de color celeste, que emite un suave resplandor bajo los pies de los exploradores. Aquí y allá, flores gigantescas con pétalos traslúcidos se balancean suavemente, llenando el aire con una fragancia dulce y embriagadora que recuerda a una mezcla a miel y canela.
Cada paso en la maleza densa era un reto, pero Mandrilryth abría camino con su espada, cortando las ramas y esquivando obstáculos con gracia. A pesar de su apariencia majestuosa, no tenía miedo de ensuciarse y sudar, y sus botas de color albaricoque se movían con agilidad a través del terreno complicado.
El paisaje estaba salpicado de formaciones rocosas, con picos afilados y cristales de colores variados que sobresalen del suelo. Estas estructuras naturales actuaban como hitos y refugios temporales para la tripulación. Los hongos gigantes, con sombreros anchos y fluorescentes, alcanzaban varios metros de altura.
"¡Vamos, jodidos patanes! ¡Muévanse más rápido que la mierda saliendo de mi culo!", exclamó, animando a su tripulación mientras atravesaban la maleza. "No quiero quedarme aquí más tiempo del necesario, hay tesoros que robar y culos que patear".
La tripulación se reía ante sus comentarios, respondiendo con humor grosero y burlas amistosas. Para ellos, no había nadie más divertido y emocionante que su Reina, y estaban dispuestos a seguir sus órdenes sin cuestionar.
Así, entre risas y maldiciones, la tripulación de Mandrilryth Cladert avanzó hacia su objetivo, listos para enfrentar cualquier cosa que el destino les arrojara. No importaba lo peligroso o imposible que pareciera, siempre habría una manera de superarlo con la astucia y valentía de esta implacable y audaz Reina de los Piratas.
Finalmente, tras horas de arduo esfuerzo, llegaron a un claro en el bosque donde se encontraba lo que parecía ser una antigua ruina. La estructura estaba cubierta de enredaderas y musgo, y emanaba un aura misteriosa y antigua. Mandrilryth sintió una sensación de anticipación y excitación, sabía que estaban cerca de su objetivo.
Avanzaron con cautela hacia la entrada de la ruina, donde encontraron inscripciones y símbolos tallados en piedra. La capitana, con su vasto conocimiento y experiencia, logró descifrar las pistas que los llevarían a la Espada de la Eternidad.
"¡Miren esto!", exclamó Cladert mientras señalaba una inscripción en el suelo. "Aquí dice que la espada se encuentra en el corazón de la ruina, protegida por una antigua prueba de valor y sabiduría. ¡Corsikos, esto se pone interesante!"
Con una determinación renovada, el grupo avanzó más adentro de la ruina, sorteando trampas y desafíos. Las paredes estaban cubiertas de murales que contaban la historia de la espada y sus poderes. Los colores brillantes y los diseños intrincados dejaban ver la belleza del arte antiguo y la riqueza de la historia que contenían.
"Vamos, malditos, no nos quedaremos aquí admirando las paredes", instó Cladert, su voz ronca resonando en la antigua cámara. "Tenemos una jodida espada que robar y un montón de pendejos que patear".
La tripulación siguió a su Reina, confiando en su liderazgo y habilidades. Cada paso los acercaba más a la legendaria espada, y la emoción en el aire era palpable. Sin embargo, no podían bajar la guardia, sabían que aún enfrentaban peligros desconocidos.
Finalmente, llegaron a una imponente cámara donde reposaba la Espada de la Eternidad, en un pedestal de piedra que brillaba con una luz mágica y misteriosa. Mandrilryth se acercó lentamente, cautivada por la magnificencia del arma legendaria.
La cámara resonaba con un eco suave, mientras la luz mágica iluminaba la figura imponente de la Espada de la Eternidad. El pedestal de piedra parecía emanar un brillo dorado que envolvía el arma con un aura enigmática y poderosa. Los reflejos brillantes bailaban sobre las paredes, formando patrones de luz que pintaban el lugar con tonalidades doradas y plateadas.
Mandrilryth, sin embargo, no se dejaba llevar por la emoción ni la admiración. Con paso firme y expresión imperturbable, se acercó a la espada. Era una visión imponente, una reliquia legendaria que había sido buscada durante generaciones. Sin embargo, para Cladert, no era más que un objeto poderoso.
"La Espada de la Eternidad", murmuró con una voz serena y sin asomo de sorpresa. "Tan venerada y anhelada por muchos, pero al final, solo es una espada".
Sus ojos amarillos se posaron sobre la hoja, que reflejaba su mirada con una luz misteriosa. Era una obra maestra de forja y diseño, con grabados y símbolos que contaban la historia de su origen y poderes. La hoja parecía tener vida propia, como si sus energías estuvieran conectadas con los hilos del destino.
Aunque otros podrían haber caído de rodillas frente a tal esplendor, Mandrilryth permanecía en pie, imperturbable y segura de sí misma. No era una Saíglofty dada a la exaltación o la reverencia hacia objetos divinos. Su personalidad cruda y desafiante la había llevado a enfrentar a deidades y criaturas cósmicas sin pestañear. Para ella, la Espada de la Eternidad era solo una herramienta más para alcanzar sus objetivos.
Extendió una mano y tomó el arma con calma, sin temor ni emoción desbordante. La hoja se acomodó en su mano como si hubiera encontrado a su verdadera portadora, si, agarró la espada de la hoja... Sin embargo, en los ojos de Mandrilryth, solo había un destello de determinación.
"No es el arma lo que otorga el poder, sino cómo se utiliza", reflexionó, con su voz tomando un tono más profundo y reflexivo. "No necesito una espada para cambiar el destino del universo. Ya he forjado mi camino con mis propias manos y la sangre de mis enemigos".
Con un movimiento fluido, envainó la Espada de la Eternidad en su funda a su costado. La luz mágica se desvaneció, y el brillo dorado del arma se volvió más opaco. Para los demás, aquel momento habría sido un acontecimiento trascendental, pero para Mandrilryth, era solo un paso más en su interminable travesía por el cosmos.
La tripulación observaba a su capitana con asombro y respeto, maravillados por su compostura y firmeza ante la majestuosidad de la espada. Sabían que bajo esa fachada áspera y rebelde, se encontraba una líder incomparable, capaz de enfrentar los desafíos más peligrosos y despiadados.
Con la Espada de la Eternidad en su poder, la tripulación de Mandrilryth Cladert se preparó para enfrentar nuevos desafíos y aventuras. Sabían que tenían en sus manos un poderoso artefacto que podría cambiar el destino del universo, y estaban listos para hacer historia. Con su Reina liderando el camino, no había límites para lo que podrían lograr, y el cosmos temblaría ante el rugido de los piratas más temerarios y groseros que jamás hayan surcado el espacio.
En medio de la imponente cámara, el zumbido distante se intensificó, resonando como un enjambre de insectos furiosos. Las luces titilantes de la ruina temblaron y se apagaron por momentos, sumiendo el lugar en sombras inquietantes. El ambiente se cargó con electricidad, mientras Mandrilryth fruncía el ceño ante la inesperada interrupción. Sabía que ese zumbido solo podía significar una cosa: la llegada de la temida DCIN.
"¡Corsikos! ¿Qué hacen estos imbéciles aquí?", gruñó entre dientes, mientras su tripulación se ponía en guardia, preparándose para el inevitable enfrentamiento. Los destellos de las armas y las máscaras de respiración relucientes de los soldados reflejaban la incómoda luz que titilaba en el lugar, creando una danza siniestra y amenazante.
Unos momentos después, el grupo de soldados irrumpió en la cámara con pasos decididos, sus armaduras oscuras irónicamente brillaban bajo la tenue luz. Mandrilryth no pudo evitar observarlos con cierta admiración. Aunque los odiara, no podía negar que la DCIN era una fuerza formidable y bien entrenada.
"¡Alto ahí, Cladert! Has sido una molestia para la D.C.I.N durante mucho tiempo. Ha llegado el momento de que pagues por tus crímenes", exclamó el líder de la fuerza de asalto con voz grave y amenazante, apuntando su fusil de plasma Mark V directamente hacia la capitana.
Mandrilryth soltó una risa burlona, su mirada desafiante se encontró con la del líder de la DCIN. "¿Mis crímenes? ¿Acaso han olvidado que también les ayudé a retroceder al maldito Imperio en la Batalla de las Lunas de Iloneo? ¡Son un puñado de ingratos, y eso que soy una pirata!".
El líder de la fuerza de asalto frunció el ceño, sin inmutarse por el humor grosero de la capitana. "Eso no cambiará el hecho de que nos has traicionado, Cladert. Has buscado la Espada de la Eternidad, y ahora pretendes usarla para tus propios fines. Eso no lo permitiremos".
Los piratas se mantuvieron firmes junto a su capitana, con sus rostros cubiertos por las máscaras de respiración que llevaban para poder sobrevivir en aquel ambiente hostil. Los colores brillantes de sus tatuajes y la armadura oscura resaltaban en contraste con la penumbra del lugar, y la tensión en el aire era palpable.
Cladert entrecerró sus ojos, su cuerpo se tensó, lista para la batalla que estaba por comenzar. La Espada de la Eternidad colgaba a su costado, su hoja brillante reflejaba la luz intermitente, y los grabados en la hoja parecían cobrar vida con cada chispa luminosa.
"¡Bueno, vamos a ver quién es más duro!", exclamó Cladert, su voz fuerte y desafiante resonando en el espacio cerrado de la cámara. Sin esperar más, se abalanzó sobre el líder de la DCIN con una ferocidad desatada.
El combate estalló en una secuencia de movimientos ágiles y mortales. La espada de Cladert cortaba el aire con precisión y elegancia, mientras que los rifles de plasma de los soldados lanzaban mortales descargas que ella esquivaba con agilidad felina. Los sonidos de choque de espadas, disparos y gruñidos de esfuerzo llenaban la cámara, creando una sinfonía caótica de batalla.
Cladert bailaba entre sus enemigos, dejando un rastro de derrota a su paso. Su fuerza imponente y su agilidad sorprendente hacían de ella una adversaria formidable. Cada golpe era calculado, cada movimiento era preciso, y los soldados de la DCIN caían uno tras otro ante su poderío.
Mandrilryth se levantó recargada con un gruñido desafiante, sus ojos brillando con una mezcla de ira y determinación. "Intenten atraparme si pueden, ¡malditos capullos de Horevia! Mi tripulación y yo estamos listos para darles una bienvenida cálida y desagradable".
La cámara se llenaba más y más de caos y violencia mientras la batalla estallaba con una ferocidad indomable. Los disparos de plasma iluminaban la penumbra, seguidos de explosiones ensordecedoras que retumbaban en los tímpanos de los presentes. La tripulación de Mandrilryth se movía con una coordinación impecable, cada uno desatando su furia contra los soldados de la DCIN.
Los piratas, enardecidos y protegidos por el aura emanada de la Espada de la Eternidad, avanzaban como una marea salvaje sobre los enemigos. Los disparos de plasma se estrellaban contra el escudo de energía que los rodeaba, pero la barrera mágica resistía imperturbable, otorgando inmunidad ante el ataque enemigo.
Cladert blandía la espada con destreza y maestría, su hoja dorada cortaba a través de las armaduras como un cuchillo caliente en la mantequilla. Cada golpe era certero y mortal, y sus enemigos caían uno tras otro, dejando un rastro de órganos derramados y huesos rotos.
"¡Esos carapachos están cayendo como moscas! ¡Vamos, chicos, no dejemos ni un maldito rincón sin pintar de rojo!", exclamó uno de los piratas, su voz cargada de excitación y humor grosero, mientras continuaban el feroz ataque, ya que el portaba una Hyperion-5, repartiendo una lluvia infernal a diestra y siniestra.
El rugido ensordecedor de la espada se mezclaba con los gritos de batalla y los disparos de plasma, creando una cacofonía aterradora. La sangre salpicaba el suelo, teñía las paredes y empapaba la ropa de los combatientes. La cámara se convirtió en un campo de batalla sangriento, donde el único color que prevalecía era el rojo oscuro de la violencia desatada.
Mandrilryth era una fuerza de la naturaleza, moviéndose con agilidad y gracia mientras aniquilaba a sus enemigos con una crueldad implacable. Su cuerpo musculoso se movía como un torbellino de destrucción, y su mirada era la de una diosa guerrera sedienta de sangre.
La espada brillante de la eternidad dejaba un rastro de destrucción a su paso, cortando a través de armaduras y carne con la misma facilidad. Cada golpe era una sinfonía de muerte y caos, y los gritos agonizantes de los soldados enemigos llenaban el aire.
Los soldados de la DCIN, enfundados en sus brillantes armaduras, se enfrentaban con bravura a la tripulación de Mandrilryth Cladert. Sin embargo, sus esfuerzos resultaban fútiles ante el poder devastador de la Espada de la Eternidad.
La hoja dorada de la espada brillaba con un fulgor sobrenatural, emitiendo un zumbido atronador a medida que cortaba el aire con precisión letal. Cada movimiento de Cladert era una danza mortífera, su cuerpo musculoso se movía con una gracia salvaje y una fuerza inhumana. La sangre salpicaba el suelo con cada tajo certero, órganos derramados y huesos rotos quedaban en su estela de destrucción.
El líder de la fuerza de asalto se abalanzó sobre Cladert con un grito de furia, su arma elevada para asestar un golpe mortal. Pero la capitana Saíglofty respondió con un rápido movimiento, esquivando el ataque y contraatacando con un golpe ascendente que partió la armadura del soldado como si fuera papel. La espada cortó a través de su pecho empalándolo momentáneamente, provocando un grito agonizante mientras caía al suelo, derrotado y con la mirada llena de rabia.
"¡Te maldigo, Cladert! Te perseguiremos hasta los confines del universo", gruñó con la voz entrecortada antes de que un tajo certero de la espada en su boca lo silenciara para siempre con el sonido de su mandíbula quebrándose. La sangre brotó violentamente, pintando nuevamente de rojo el filo de la Espada de la Eternidad.
Mandrilryth se limpió la sangre de sus guantes con desdén, sus ojos brillando con una mezcla de triunfo y ferocidad. "¡Buen trabajo, chicos! ¿Listos para seguir con esta jodida travesía?", exclamó con una sonrisa feroz, sus mandíbulas curvadas en una expresión salvaje que mostraba su satisfacción por la victoria.
La tripulación estalló en aplausos y vítores, renovados en su determinación por seguir a su valiente capitana, entonces la tripulación se apresuró a regresar a la nave "Eclipse Sangriento". El casco plateado de la nave estaba adornado con pinturas y grabados que contaban la historia de las victorias de Cladert y su tripulación. Era un símbolo de poder y temor en el universo, una nave respetada y temida por todos aquellos que se cruzaban en su camino.
A bordo de la nave, todos se relajaron después de la tensa batalla. El ambiente era festivo y animado, con risas, gritos y un humor grosero que solo los piratas sabían cómo compartir.
"¡Vaya, jodida madre! ¡Hoy nos hemos llevado a esos chupasangres por delante!", exclamó uno de los piratas mientras se servía una copa de Dark ale parlizer, una bebida Saíglofty tan potente que podía paralizarte durante 20 minutos si no tenías cuidado.
Cladert se recostó con desenfado en su trono improvisado, cruzando una pierna sobre la otra y dejando que su larga y fuerte pierna al descubierto se meciera con una elegancia rebelde. Su mirada desafiante recorría la habitación, deslizándose como un felino observando a su presa.
Los shorts que llevaba, aunque holgados, mostraban suficiente piel lila para hacer que las miradas curiosas de la tripulación se desviaran hacia sus muslos fuertes y bien formados. Su camiseta de tirantes dejaba al descubierto sus brazos musculosos, donde tatuajes y cicatrices contaban la historia de sus hazañas pasadas.
A pesar de no tener pecho, su torso estaba esculpido y tonificado, mostrando una figura envidiablemente atractiva. La combinación de su apariencia fuerte y su actitud desafiante la convertían en una figura imponente y seductora a la vez.
"¡Vaya, jodida madre! ¿Les gusta lo que ven, pandilla de desgraciados?", preguntó con una sonrisa burlona abriendo sus 8 mandíbulas, disfrutando la atención que recibía. "¡Espero que sus ojos no se hayan derretido al ver tanta perfección junta!".
La tripulación estalló en risas, algunos asintiendo con admiración y otros lanzando comentarios groseros y halagadores. Para ellos, Cladert era mucho más que una capitana valiente y carismática; era una figura de poder y atractivo que los mantenía unidos como un enjambre de hormigas siguiendo a su reina.
"¡Aquí está el elixir de los dioses!", exclamó Cladert mientras levantaba su copa de Dark ale parlizer. "¡A Dozevise se lo llevó el jodido viento, pero su receta ha sobrevivido en mi sangre! ¡Brindemos por nuestra próxima hazaña!"
La tripulación chocó sus copas con la de ella, y el fuerte y dulce aroma del Dark ale parlizer llenó el aire. Los demás bebieron con precaución, sabiendo que cualquier exceso podía dejarlos fuera de combate por un buen rato.
"¡Por nuestra Reina, la más jodida de todos los mares estelares!", brindó uno de los piratas, provocando risas y aplausos.
"¡Y por la Espada de la Eternidad, que será la clave para escribir nuestra gloria en los anales del maldito universo!", agregó otro miembro de la tripulación.
La fiesta continuó con el Dark ale parlizer fluyendo sin parar. Las risas resonaban por todo el barco mientras la tripulación celebraba con entusiasmo y camaradería. La música se escuchaba a todo volumen, y algunos piratas se atrevieron a bailar en el improvisado escenario, mostrando sus mejores movimientos torpes y desenfrenados.
Cladert se unió a la diversión, moviéndose al ritmo de la música con una mezcla de sensualidad y gracia. Su gran estatura y fuerza le permitían dominar la pista de baile con una presencia imponente y sexy. La camiseta de tirantes se adhería a su cuerpo ligeramente sudado, resaltando sus marcados músculos y dejando al descubierto parte de su espalda musculosa.
Los piratas la miraban con admiración mientras sus caderas se movían en perfecta armonía con la música. Algunos se atrevían a acercarse, bailando con ella y disfrutando de la cercanía de la poderosa capitana. Cladert se dejaba llevar por el momento, disfrutando de las atenciones y el cariño de su tripulación.
En medio de la fiesta, Cladert se deshizo de su camiseta de tirantes, dejando al descubierto su torso musculoso y tatuado. Su piel lila brillaba con el sudor de la pasión y las luces de neón, y sus músculos se tensaban con cada movimiento. La tripulación aplaudía y vitoreaba, embriagada por la sensualidad y el poderío de su capitana.
En un juego más atrevido, Cladert decidió desafiar a su tripulación a quitarse prendas de ropa mientras bailaban alrededor de la mesa central. Los piratas, impulsados por la competencia y la emoción, se despojaban de sus ropas con risas nerviosas y carcajadas divertidas. Cladert, por supuesto, no se quedó atrás y se despojó de sus shorts, dejando al descubierto sus piernas poderosas y su ropa interior negra, que era un bóxer.
La tripulación quedó maravillada ante la visión de su reina semi-desnuda, y la fiesta alcanzó un nivel de desenfreno aún mayor. La música se volvía más intensa y los cuerpos sudorosos se entrelazaban en un baile erótico y salvaje. El ambiente se cargaba con la electricidad de la lujuria y el deseo, mientras Cladert se movía entre la multitud, disfrutando del éxtasis que ella misma había provocado.
La fiesta continuó en un frenesí de pasión y deseo, donde los cuerpos se entrelazaban en una danza erótica y salvaje. La música retumbaba en cada rincón de la nave, acompañada por los gemidos y suspiros de placer. Cladert, en el centro de la acción, disfrutaba del poder que ejercía sobre su tripulación, quienes se entregaban a ella sin reservas.
En un juego de beber atrevido, los piratas desafiaron a su reina a demostrar sus habilidades. Cladert aceptó el reto con una sonrisa traviesa y sin titubear. Tomó una botella de Dark ale parlizer, sus mandíbulas rodearon la boca de la botella, y con una mirada desafiante, bebió hasta la última gota mientras el líquido negro resbalaba por su mentón y cuello, provocando suspiros excitados en la multitud.
En medio de la lujuria y el deseo, la ropa interior de Cladert fue arrancada con entusiasmo por una de sus entusiastas admiradoras. La piel lila de la capitana brillaba con el sudor y el placer, mientras su imponente cuerpo de 2 metros se contorneaba en respuesta a los toques y caricias de la tripulación.
El ambiente se llenó de jadeos y gemidos, mientras los cuerpos desnudos se enredaban en un mar de piel y pasión. La tripulación adoraba y veneraba a su reina, entregándose completamente a su deseo y dominación.
La tripulación de "Eclipse Sangriento" disfrutó de una noche inolvidable, donde los límites del respeto y la camaradería se mezclaron con la pasión y la sensualidad. Cladert, siempre dueña de sí misma, supo mantener el equilibrio entre la diversión y el control, mostrando su lado más íntimo solo a aquellos que habían ganado su confianza.
El Eclipse Sangriento se sumió en una calma tensa, como si el propio universo contuviera la respiración después de la tempestad. La luz tenue de las lámparas de aceite y los paneles de control pintaba las paredes del barco con destellos dorados y sombras danzantes. Las maderas crujían suavemente bajo el peso de la tripulación exhausta, y el suave murmullo de los ronquidos y los susurros llenaba el aire con un ambiente de intimidad cómica.
El aroma de la Dark ale parlizer todavía impregnaba el aire, mezclado con el olor a sudor y el humo de los cigarrillos. Las copas y botellas vacías yacían esparcidas por todas partes, testigos mudos de una noche de excesos y desenfreno. Algunos miembros de la tripulación habían caído rendidos sobre mesas, sillas o incluso en el suelo, incapaces de resistir el poder embriagador de la bebida Saíglofty.
Las texturas del barco variaban, desde la rugosidad de las tablas de madera del suelo y las paredes hasta la suavidad de las mantas y cojines que algunos habían improvisado para descansar. La cubierta de la nave, adornada con pinturas y grabados que contaban las victorias de Cladert y su tripulación, parecía un lienzo vivo, un reflejo de la historia que se estaba escribiendo en cada viaje y batalla.
El silencio momentáneo se mezclaba con el sonido distante de las estrellas, como una sinfonía cósmica que susurraba secretos y promesas de aventuras futuras.
En la penumbra de la noche, Cladert se retiró a su camarote, llevándose consigo los recuerdos de una noche salvaje y apasionada. Sabía que su tripulación estaba dispuesta a seguir hasta el fin del universo, no solo por la promesa de riquezas y aventuras, sino también por el liderazgo feroz y el encanto seductor de su Reina, la más temeraria y sensual de todos los mares estelares.
Dentro de su camarote, el ambiente era íntimo y privado. Las paredes estaban adornadas con mapas estelares, pergaminos antiguos y objetos exóticos recolectados de sus incursiones en planetas remotos. Una tenue luz se filtraba desde la lámpara de aceite en la esquina, creando sombras y reflejos en los grabados tallados en la madera oscura de la habitación.
Cladert cerró la puerta detrás de sí, sumiéndose en la semioscuridad. Se puso una camiseta roja holgada de botones y desgastada, privando del descubierto su espalda musculosa y su torso tatuado con intrincados diseños. El nuevo pantalón negro roto y holgado se aferraba a sus caderas. Era una figura imponente, sensual y temeraria, sin embargo, en la intimidad de su camarote, también mostraba su lado vulnerable y humano.
Se acercó al espejo de marco dorado que adornaba una de las paredes. Su reflejo mostraba a una capitana con una mirada de determinación y pasión, los ojos amarillos destellaban con la luz tenue, revelando una mezcla de valentía y un toque de melancolía en su mirada.
"Bah, suficiente con las formalidades", se dijo a sí misma en voz alta, con su tono áspero y humorístico resonando en la habitación. "¡A la mierda con todo! Si quieren ver mi gloria, tendrán que ganársela, como siempre".
Sus ojos amarillos brillaban con una mezcla de desafío y desenfreno mientras se acercaba a la pequeña alacena en la esquina de su camarote. La luz tenue de una lámpara de aceite bañaba su cuerpo lila, resaltando sus tatuajes intrincados y revelando destellos dorados en su piel. Con un movimiento seguro, sacó una botella de licor de fuego Saíglofty, una bebida tan ardiente como el mismísimo infierno. La etiqueta mostraba la figura de un dragón rugiente, un símbolo de la potencia y pasión que aguardaba en su interior.
Cladert se sirvió un trago generoso y llevó la copa a sus mandíbulas, dejando que el líquido ambarino se deslizara por su garganta con un ardor casi doloroso. Su rostro se contrajo por un momento, pero pronto fue reemplazado por una sonrisa satisfecha y desafiante. El licor de fuego Saíglofty era conocido por su intensidad, y Cladert sabía que era justo lo que necesitaba para liberar las tensiones y los pensamientos inquietantes que rondaban su mente.
El pantalón que llevaba se deslizó por sus piernas largas con un suave susurro, revelando la piel lisa y sensual que había debajo. No llevaba ropa interior, y esa decisión no era casual. Cladert no tenía tiempo para sutilezas o pudor; su cuerpo era una expresión abierta y desafiante de su poderío.
Con un movimiento grácil, se dejó caer sobre la cama cubierta con sábanas de seda negra, sintiendo cómo el licor comenzaba a embriagarla y nublar sus sentidos. La suavidad de las sábanas acariciaba su piel, y el contraste entre la textura sedosa y su cuerpo fuerte y musculoso era una sensación embriagadora en sí misma.
"¡Ah, joder!", murmuró con una risa ronca y juguetona, dejando escapar una exhalación mientras se acomodaba cómodamente. "Esta es la puta vida, ¿eh?"
La botella de licor descansaba a su lado, lista para acompañarla en su travesía hacia el éxtasis y la liberación. La música lejana y los murmullos de la tripulación seguían llegando a través de las paredes de su camarote, pero en ese momento, Cladert estaba absorta en su propio mundo de pasión y audacia.
La cabeza se le llenó de pensamientos y emociones, pero ella era una maestra en el arte de mantener el control. Se abrazó a sí misma con una sonrisa burlona, disfrutando de su soledad y de la libertad que solo encontraba en su camarote. No había lugar para la vulnerabilidad ni las dudas en su vida, solo el deseo de seguir conquistando el universo y escribir su propia leyenda.
En medio de la oscuridad de su camarote, Cladert se sentía agitada y ansiosa. La frustración por no poder conciliar el sueño se mezclaba con una necesidad incontrolable de sentir placer y alivio. Sabía que no había nadie más en su camarote, y aunque la fiesta seguía en la sala de reuniones, ella necesitaba algo más íntimo y personal.
"Joder, esto es ridículo", murmuró, mirando a su alrededor como si el camarote pudiera darle una respuesta. "¿Por qué diablos no puedo simplemente relajarme?"
Se sentó al borde de la cama, dejando que sus pies tocaran el suelo con un golpe sordo. Era una figura imponente y dominante, pero en esa intimidad, se permitía mostrar un lado más vulnerable y humano. Las dudas y preocupaciones que solía ocultar bajo su fachada brusca se asomaban ahora, como pequeñas grietas en su armadura de acero.
"Necesito algo... algo que me haga sentir bien", murmuró, mientras sus manos grandes se deslizaban por su musculoso torso. Su piel lila parecía brillar en la tenue luz de la lámpara, mientras sus dedos recorrían cada centímetro de su cuerpo con un toque firme y seguro.
Su mirada se posó en el reflejo de la ventana, donde las estrellas titilaban en el espacio. Un pensamiento travieso y excitante cruzó su mente, y una sonrisa se asomó en sus mandíbulas.
"¿Por qué no?," pensó, mientras se ponía de pie y se acercaba a la ventana. "No necesito a nadie más para disfrutar de esta noche".
Se detuvo frente al espejo que colgaba de una de las paredes, observando su reflejo con una sonrisa llena de picardía. Su mirada recorrió cada centímetro de su cuerpo, desde su rostro marcado por la batalla hasta su pecho plano y definido, pasando por sus brazos fuertes y su espalda ancha.
"Vamos, Cladert, es hora de dejarse llevar", susurró para sí misma, desabrochando la camiseta roja y deslizándola por sus brazos musculosos. Su pecho plano y marcado, adornado con tatuajes, quedó al descubierto, y el aire fresco acarició su piel, enviando escalofríos de placer por todo su cuerpo, dejando su torso desnudo a la vista. Sus dedos recorrieron su piel, acariciando suavemente cada tatuaje y cicatriz con un toque gentil y posesivo.
Se mordió las mandíbulas inferiores, sintiendo cómo el calor se acumulaba en su vientre y sus bajos. Su mente se llenó de pensamientos lujuriosos y audaces, imaginándose todo tipo de escenarios y encuentros sensuales que la hicieran sentir viva y poderosa.
Con un suspiro impaciente, se despojó también de los shorts holgados, dejando al descubierto sus muslos fuertes y sus piernas largas. Su cuerpo era una obra de arte, una escultura perfecta de fuerza y sensualidad, y ella lo sabía.
Se acercó al espejo, sus manos acariciando suaves sobre su piel lila. Sus dedos encontraron sus dos bajos separados, conocidos como Hivem superior e Hivem inferior, y los órganos de extremo placer. Se estremeció ante el contacto, sintiendo cómo la excitación se apoderaba de ella.
"Si la tripulación puede disfrutar de la fiesta, ¿por qué no puedo yo disfrutar de mi propio placer?", murmuró con una risa pícara, dejando que sus manos exploraran cada rincón de su cuerpo con destreza y pasión.
La noche avanzaba, y en el silencio de su camarote, Cladert encontró el alivio que buscaba. Sus ojos amarillos brillaban con satisfacción y un toque de complicidad, como si supieran que habían compartido un secreto con las estrellas.
"Joder, esto sí que es una forma de pasar la noche", murmuró, mientras se acomodaba en su cama, sintiéndose finalmente relajada y en paz consigo misma.
La fiesta en la sala de reuniones continuaba, pero en ese rincón de la nave, la Reina de los Piratas había encontrado su propio refugio de placer y autodescubrimiento. Con una sonrisa satisfecha en su rostro, cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño que finalmente había llegado, sabiendo que al día siguiente, volvería a enfrentar el universo con la misma fuerza y determinación que siempre la había caracterizado.
Tipo de arma: Ametralladora de láser
Funcionamiento: El Hyperion-5 utiliza un sistema de energía a base de baterías recargables para alimentar su cañón de láser. La energía es convertida en un rayo láser altamente concentrado que es disparado desde el cañón.
Apariencia: El Hyperion-5 es una ametralladora de tamaño medio, con una estructura robusta de aleación de titanio y detalles en negro mate. Su cañón de láser es largo y angosto, y está situado en la parte superior del arma. Tiene un mango cómodo en la parte trasera del arma y una mira telescópica integrada en la parte superior.
Capacidad de daño: El rayo láser del Hyperion-5 es altamente destructivo, y puede derribar fácilmente a un objetivo enemigo. Puede penetrar armaduras ligeras y causar quemaduras graves en el objetivo. Su capacidad de daño es comparable a la de una ametralladora pesada convencional.
Velocidad de disparo: El Hyperion-5 tiene una velocidad de disparo muy alta, y puede disparar hasta 1000 rondas por minuto.
Disparos por cartucho: El Hyperion-5 utiliza una batería recargable que puede proporcionar suficiente energía para disparar 500 rondas antes de necesitar una recarga.
Calibre específico: El Hyperion-5 dispara un rayo láser con un diámetro de 12 mm.
Tamaño específico del arma: El Hyperion-5 mide 1,20 metros de largo y pesa 8 kilogramos.
Sobre el arma en si: El Hyperion-5 es una ametralladora de láser de alta potencia que se utiliza principalmente en situaciones de combate a corta distancia. Su alta velocidad de disparo y capacidad de daño la convierten en una opción popular entre los soldados de infantería que necesitan una opción de combate cuerpo a cuerpo. La capacidad de disparar a larga distancia también la convierte en una herramienta útil para eliminar objetivos desde la distancia.
Tipo de arma: Escopeta de carga
Funcionamiento: La Bilmaul funciona de manera similar a una escopeta convencional, pero en lugar de utilizar cartuchos físicos, utiliza una carga de energía láser que se sobrecarga y aumenta la potencia del disparo mientras se mantiene presionado el gatillo. Al soltar el gatillo, la carga de energía se libera en un potente haz de energía láser.
Apariencia: La Bilmaul tiene un diseño robusto y agresivo. Parece un cañón, con dos placas doradas arriba y abajo que engloban la boquilla como dientes. La carcasa está hecha de un material resistente y ligero, con un acabado negro mate. El mango está diseñado ergonómicamente para un fácil agarre y una gran comodidad.
Capacidad de daño: La Bilmaul es una escopeta altamente efectiva en combate cercano, capaz de infligir un gran daño a los objetivos en su radio de alcance. El daño aumenta significativamente a medida que se sobrecarga la carga de energía láser, lo que la convierte en una opción ideal para enfrentamientos cuerpo a cuerpo.
Velocidad de disparo: La velocidad de disparo de la Bilmaul es moderada, ya que el proceso de sobrecarga de la carga de energía láser lleva un tiempo. Sin embargo, una vez que la carga está completa, el tiempo de reutilización es bastante corto, permitiendo al usuario hacer un uso efectivo de la escopeta en combates cercanos.
Disparos por cartucho: La Bilmaul tiene una capacidad de carga de energía láser de hasta 5 disparos por cartucho. Cada vez que se dispara, la energía láser se consume, por lo que el usuario debe recargar la Bilmaul para volver a disparar.
Calibre específico: La Bilmaul tiene un calibre específico de 20 mm, lo que le proporciona una gran potencia y capacidad de penetración.
Tamaño específico del arma: La Bilmaul mide aproximadamente 60 cm de largo y pesa alrededor de 2 kg. Es fácilmente manejable y puede ser utilizada por una sola mano, lo que la hace ideal para su uso en combate cercano.
Sobre el arma en sí: La Bilmaul es una escopeta altamente efectiva en combate cuerpo a cuerpo, gracias a su capacidad de sobrecargar la energía láser para aumentar el daño infligido. Su diseño robusto y agresivo la convierte en una herramienta temible en manos de un combatiente experimentado, capaz de infligir daño a múltiples objetivos en su radio de alcance. Además, su bajo peso y diseño ergonómico la hacen fácil de manejar, lo que la convierte en una opción ideal para su uso en misiones de asalto y en entornos urbanos.
Tipo de arma: Rifle de precisión
Funcionamiento: El Sunstorm funciona mediante un cañón de energía concentrada en la parte frontal del rifle que emite un rayo de energía altamente enfocado y letal. El rifle está diseñado para funcionar con un sistema de alimentación de energía avanzado que le permite funcionar durante largos períodos de tiempo antes de necesitar una recarga.
Apariencia: El Sunstorm es un rifle de aspecto futurista y elegante, con una carcasa exterior de metal oscuro y detalles en naranja y plata. El cañón del rifle es largo y delgado, con un visor telescópico de alta precisión montado en la parte superior.
Capacidad de daño: El Sunstorm es capaz de causar daño devastador a larga distancia gracias a su rayo de energía altamente concentrado. El rayo puede penetrar incluso las armaduras más resistentes y causar un daño significativo a los objetivos.
Velocidad de disparo: Debido a su naturaleza como rifle de precisión, el Sunstorm no está diseñado para disparar ráfagas de energía. En su lugar, está diseñado para disparar rayos de energía altamente concentrados y precisos a larga distancia.
Disparos por cartucho: El Sunstorm tiene una capacidad de disparo de 10 cargas antes de necesitar una recarga. Cada carga es suficiente para disparar un rayo de energía altamente concentrado.
Calibre específico: El Sunstorm tiene un calibre de 50 mm.
Tamaño específico del arma: El Sunstorm mide 1,5 metros de largo y pesa aproximadamente 10 kilogramos.
Sobre el arma en sí: El Sunstorm es un rifle de precisión altamente avanzado y eficiente, diseñado para disparar rayos de energía altamente concentrados a larga distancia. Su capacidad para penetrar armaduras y causar un daño significativo lo convierte en una herramienta valiosa en el campo de batalla. Sin embargo, su baja velocidad de disparo lo hace menos efectivo en situaciones de combate cercano. El Sunstorm es el arma elegida por los francotiradores de élite en las fuerzas militares de las galaxias, gracias a su precisión y poder de fuego sin igual.
Tipo de arma: Cañón rotativo láser.
Funcionamiento: El Cañón Solaris, creado por la raza Saíglofty, es un poderoso cañón rotativo que utiliza tecnología láser de fusión para generar haces de energía altamente concentrados. Estos haces se disparan a una velocidad increíble mediante un sistema de rotación, lo que permite un flujo continuo y devastador de disparos láser.
Apariencia: El Cañón Solaris tiene una apariencia imponente y futurista. Su estructura está compuesta principalmente de aleaciones metálicas ultraresistentes y cuenta con detalles en color dorado, representando el poder y el brillo de una estrella de secuencia principal, al cual hace referencia su nombre. La parte frontal del cañón presenta una serie de aberturas hexagonales que se iluminan con un intenso resplandor al entrar en funcionamiento.
Capacidad de daño: El Cañón Solaris puede atravesar fácilmente blindajes pesados y penetrar en estructuras sólidas con facilidad. Su capacidad de daño es excepcional, causando estragos en vehículos acorazados y provocando daños significativos a cualquier objetivo que se encuentre en su trayectoria.
Velocidad de disparo: El Cañón Solaris es capaz de disparar ráfagas láser a una velocidad de hasta 1.000 disparos por minuto. Esta velocidad de disparo masiva convierte al cañón en un arma formidable en el campo de batalla.
Disparos por cartucho: El cañón cuenta con un potente núcleo de energía que le proporciona una impresionante autonomía de fuego. Cada cartucho de energía tiene la capacidad de realizar aproximadamente 1.000 disparos continuos antes de requerir recarga.
Calibre específico: El diámetro del haz láser emitido por el Cañón Solaris es de 500mm, lo que le otorga un impacto destructivo considerable.
Tamaño específico del arma: El Cañón Solaris tiene unas dimensiones considerables, con una longitud de 7 metros y un peso aproximado de 600 kg. Debido a su tamaño y potencia, suele ser montado en vehículos de combate o estaciones de defensa fijas.
Sobre el arma en sí: El Cañón Solaris es considerado una de las armas más letales y temidas en el universo. Su creación fue un logro tecnológico sin precedentes para la raza Saíglofty y un símbolo de su supremacía en el ámbito militar. Se ha utilizado en numerosos conflictos y ha sido fundamental en la defensa de planetas y sistemas enteros. Un grupo ilegal comparte la tecnología del Cañón Solaris con la Triple Amenaza (Humanidad, Blefer y Phyleen),. La imponente presencia y el fulgor de sus haces láser han sido comparados metafóricamente con la fuerza indomable de una estrella, de ahí el nombre "Solaris".
Tipo de arma: Cañón de neutrones pesado.
Funcionamiento: El Cañón de Neutrones Éter es un arma masiva desarrollada por la raza Saíglofty, conocida por su maestría en la manipulación de energía cuántica. El cañón utiliza un complejo sistema de fusión nuclear para generar proyectiles de neutrones altamente concentrados y acelerados a velocidades impresionantes. Estos proyectiles son liberados en ráfagas controladas mediante la manipulación de campos electromagnéticos que confinan y guían los neutrones hacia el objetivo.
Apariencia: El Cañón de Neutrones Éter tiene una apariencia imponente y majestuosa. Su estructura principal está formada por placas de aleación metálica negra y reluciente, decorada con líneas en tonos azules y brillantes que representan la energía cuántica en movimiento. Un generador de energía masivo se encuentra en la parte trasera del cañón, emitiendo destellos brillantes a medida que se carga para el próximo disparo. En su parte delantera, una abertura circular brillante indica el punto de salida de los proyectiles de neutrones.
Capacidad de daño: El Cañón de Neutrones Éter tiene la capacidad de penetrar prácticamente cualquier material conocido en el universo, desde escudos de energía hasta blindajes pesados. Al impactar, los proyectiles liberan su energía, causando una devastadora explosión de partículas subatómicas que destruyen todo a su paso en un radio amplio. Su potencia es tal que puede diezmar naves espaciales enemigas o incluso cambiar el curso de una batalla en cuestión de segundos.
Velocidad de disparo: Debido a la complejidad del proceso de carga y aceleración de los proyectiles de neutrones, el Cañón de Neutrones Éter tiene una velocidad de disparo lenta y cuidadosamente calculada. Se puede disparar una ráfaga de tres proyectiles cada 30 segundos, asegurando la precisión y el máximo impacto en cada disparo.
Tamaño específico del arma: El Cañón de Neutrones Éter es una maquinaria montable, diseñada para ser instalada en naves espaciales o plataformas de combate estacionarias. Tiene una longitud de 15 metros y un peso de 25 toneladas.
Sobre el arma en sí: El Cañón de Neutrones Éter es una obra maestra de ingeniería y tecnología cuántica creada por la raza Saíglofty. Su capacidad para manipular la energía cuántica y generar proyectiles de neutrones letales le ha otorgado una reputación temible en el universo. Ha sido fundamental en la defensa de los planetas aliados en el Concejo Intergaláctico de Razas Unidas y ha asegurado la victoria en numerosos enfrentamientos contra enemigos hostiles. A pesar de su poder destructivo, los Saíglofty han utilizado esta arma con sabiduría y responsabilidad, conscientes de su potencial para causar estragos en la galaxia.
Año: 1,375 (ADL)
El sonido de la tripulación despertó a Cladert, quien se estiró perezosamente en su cama, sintiendo la suavidad de las sábanas de seda negra que la envolvían. El aroma del alcohol, claramente de la marca Pandora, flotaba en el aire, mezclándose con el ligero perfume a especias que impregnaba su camarote, aunque ella olía a sudor.
Se incorporó lentamente, permitiendo que sus pies tocaran el suelo. Se vistió con elegancia, eligiendo una camiseta blanca de tirantes que resaltaba sus tatuajes y unos pantalones de cuero ajustados que acentuaban su figura. Al pasar por delante del espejo en la pared, se detuvo por un momento para admirar la imagen de la mujer fuerte y decidida que la miraba desde el reflejo.
“Me veo increíble, como siempre” dijo para sí misma.
Mientras caminaba por los pasillos de la nave, el bullicio de la tripulación resonaba en el aire. El vibrante tono de los diálogos se mezclaba con risas y risueñas conversaciones. La luz de la estrella cercana se filtraba a través de las ventanas polarizadas, creando patrones blancos en el suelo de metal pulido, con manchas de vómitos y más cosas que es mejor no mencionar.
Al llegar a la sala de reuniones, Cladert abrió la puerta de metal con confianza. La tripulación, con resacas y sonrisas, se encontraba reunida, compartiendo anécdotas de la noche anterior. Las paredes estaban decoradas con banderas de diferentes planetas y trofeos de sus incursiones.
"¡Buenos días, piratas alcohólicos!" exclamó Cladert con entusiasmo, captando la atención de todos. La tripulación la recibió con saludos y aplausos, reconociendo a su líder.
Sentándose en el trono improvisado al frente de la sala, Cladert tomó una taza de Atomic-cola que le ofrecía su fiel lugarteniente, un hombre Éndevol robusto con un rostro bien cuidado y una mirada leal.
"¿Cómo fue la noche, capitana?" preguntó él, curioso.
"Tan intensa como siempre, Inukai. Pero necesitaba un momento para recargar energías", respondió Cladert, sonriendo con picardía.
La tripulación compartió risas y asentimientos, reconociendo la importancia de esos momentos de descanso en medio de la intensidad de sus aventuras. Con la confianza renovada y la camaradería fortalecida, el crucero espacial de Cladert se preparaba para zarpar hacia nuevos horizontes, listos para enfrentar cualquier desafío que el vasto universo les tuviera preparado.
La voz autoritaria de Cladert resonó a través de los altavoces de la nave desde la cabina de mando, interrumpiendo las conversaciones y risas dispersas en la sala de reuniones. Su figura imponente se destacaba, su vestimenta reflejaba la luz de las lámparas de aceite. Sus tatuajes resaltaban contra la piel, signos de su historia impregnados en su cuerpo.
"¡Tripulación, atención!" exclamó Cladert con un tono decidido, mientras su mirada amarilla de un solo ojo se posaba en cada miembro. "La siguiente aldora nos llevará a la prisión Carceris. Necesito algo que se encuentra allí. Ya contamos con la espada de la eternidad, y las cadenas son la siguiente adición a nuestra colección".
Aldora: Significado: "Aventura arriesgada". Se refiere a una travesía llena de desafíos y peligros, típica de la vida Saíglofty. Ejemplo: "Prepárate para una aldora en el próximo sistema."
El murmullo se apagó, reemplazado por una atención concentrada. Varios de los miembros de la tripulación intercambiaron miradas férreas y determinadas, conscientes de la peligrosa tarea que les esperaba.
"Tenemos un contacto que ha localizado las cadenas. Su nombre es Skarn, un ser de confianza en el mercado negro", continuó Cladert con seguridad. "Skarn nos proporcionará la información necesaria para infiltrarnos en Carceris y recuperar las cadenas. Pero no olviden, la estación está custodiada por los Phyleen, una raza de rojitos enojones… los Phyleen presentes, no sé ofendan, por favor".
La tripulación asintió con determinación. Cladert se paseó por la sala, deteniéndose frente a un holograma 3D RGB que representaba la prisión Carceris a todo color.
"¡No subestimen a los Phyleen! Son astutos y peligrosos. Prepárense para el cascurreo, necesitaremos todo lo que podamos conseguir para asegurarnos de que esta aldora sea un éxito", advirtió Cladert, su ojo amarillo observó a la tripulación con seriedad.
Cascurreo: Significado: Alude a las negociaciones o tratos comerciales. Ejemplo: "Estuve en un largo cascurreo con los comerciantes locales."
La nave, el "Eclipse Sangriento", se estremeció al iniciar el viaje hacia Carceris tras entrar al Espacio Negativo. Los tonos rojos y dorados iluminaron el puente de mando, donde los paneles de control parpadeaban con información vital. Los cuerpos tatuados de la tripulación se movían con rapidez y apuro, preparándose para la inminente misión.
"¡Flamasar, mis valientes! La próxima aldora nos llevará a las entrañas de Carceris. Que la luz de las estrellas guíe nuestros pasos", proclamó Cladert con determinación, y la tripulación respondió con un coro de exclamaciones y gritos de ánimo.
Flamasar: Significado: "Viajar sin rumbo fijo". Utilizado para describir la naturaleza errante y nómada de los Saíglofty. Ejemplo: "Nos gusta flamasar entre las estrellas."
Cladert regresó por los pasillos y cerró la puerta de su camarote tras entrar con determinación, sumergiéndose en la oscuridad, no había luz que entrara tras las cortinas debido a su estancia en el Espacio Negativo. La tenue luz de las lámparas de aceite pintaba su cuarto con destellos dorados y sombras que se meneaban. Las texturas variadas del crucero se manifestaban, desde la rugosidad de las tablas de madera que indicaban la lujosidad del crucero hasta la suavidad del metal pulido de las paredes.
Se acercó al espejo en la esquina de la habitación y contempló su reflejo con su ojo amarillo lleno de resolución. Comenzó a desvestirse, dejando caer la camiseta negra de tirantes que abrazaba su torso musculado. La suavidad de la tela contra su piel dejaba rastros de electricidad en su camino.
"Esta aldora va a ser intensa", murmuró consigo misma mientras desabrochaba el pantalón ajustado de cuero negro. La prenda cayó al suelo con gracia, revelando sus piernas fuertes y bien formadas. El aire fresco del aire acondicionado acarició su piel, enviando un escalofrío placentero a través de su cuerpo.
Con determinación, Cladert se dirigió hacia el armario, donde aguardaba su traje de reina. La armadura plateada relucía, cubriendo estratégicamente su pecho, espalda, hombros y brazos. Sin realmente nada abajo, era un entrar y salir, y le daba pereza.
El cinturón marrón de hebilla de hierro ajustó la armadura a su cuerpo, resaltando su cintura esculpida. El pantalón negro, reforzado con rodilleras gruesas y tecnología avanzada, se ajustó a sus piernas con elegancia funcional. Las botas altas de color albaricoque, metálicas y diseñadas para todo tipo de entornos planetarios, completaron su atuendo, dándole una apariencia regia y formidable.
Por último, se envolvió en una elegante capa roja afelpada. El relleno en los bordes blancos añadía un toque majestuoso. Cladert admiró su reflejo una vez más, con su figura ahora envuelta en la armadura de una reina guerrera listo para enfrentar la siguiente aldora.
La misión se acercaba, y Cladert quería sentirse completamente libre y ágil en cada movimiento. Cerró su ojo por un momento, concentrándose en la tarea que se avecinaba, y con un último ajuste a su atuendo, salió de su camarote para reunirse con la tripulación. La "Reina de los Piratas" estaba lista para desafiar a los Phyleen y reclamar las cadenas sagradas en una nueva aldora espacial.
La nave "Eclipse Sangriento" se deslizaba entre la oscuridad, un destello de metal en la vastedad cósmica. El puente de mando estaba iluminado por luces de tonalidades rojas y doradas, reflejando el aura de peligro y emoción que rodeaba la misión hacia la prisión Carceris, saliendo finalmente del Espacio Negativo.
Cladert, vestida con su armadura de reina, se encontraba en la sala de comunicaciones, iniciando la holo-llamada con Skarn. El rostro encapuchado y retorcido del contacto del mercado negro apareció en la pantalla holográfica en tres dimensiones y a todo color.
"¡Cladert, mi reina pirata! ¿Listos para el desfile en la prisión Carceris?" exclamó Skarn con una risa maníaca que le salió derrepente, con su voz distorsionada por el encapuchamiento.
"Menos charla, Skarn. ¿Cuáles son tus condiciones?" gruñó Cladert, con los ojos entrecerrados.
Skarn se acomodó el capuchón y se inclinó hacia adelante, aún sin dejar ver su identidad. "Quiero algo más que créditos, Cladert. Hay un contacto en la prisión que me ha estado causando problemas. Quiero que lo elimines. A cambio, te proporcionaré el acceso que necesitas y un pequeño regalo sorpresa en la salida".
"¿Corsiko? ¿Quieres que haga tu trabajo sucio?" respondió Cladert con desconfianza.
"Exactamente, mi reina. Y tendrás la ventaja de que, mientras tú estás ocupada, otro de mis contactos sabotea el sistema de seguridad de la prisión. Tendrás tiempo más que suficiente para entrar y salir sin ser detectada por las fuerzas militares cercanas", explicó Skarn.
Cladert gruñó en desaprobación, pero asintió. "Está bien, Skarn. Pero asegúrate de que tus promesas sean ciertas. No toleraré dobles juegos".
Con un destello, la holo-llamada se cortó, dejando a Cladert con una mirada pensativa. La tripulación continuaba preparándose para la misión, sus cuerpos musculosos y tatuados seguían en movimiento, ajustando armas y comprobando sistemas.
"¡Flamasar hacia Carceris, mis valientes!" exclamó Cladert en el puente de mando, y la nave respondió con una aceleración suave hacia su destino.
La entrada al sistema Carceris era imponente, con planetas rocosos y lunas desoladas decorando el horizonte estelar. Cladert observaba con determinación mientras la tripulación maniobraba hábilmente la nave. Pronto, se prepararon para la aterija en la superficie de la prisión.
"¡Aterija inminente! Prepárense para la aldora", anunció Cladert, con su voz resonando con un tono de inspiración.
Aterija: Significado: Un término que combina aterrizaje y travesía. Se refiere a una expedición en la superficie de un planeta. Ejemplo: "Vamos a hacer una aterija rápida para conseguir suministros."
La llegada del "Eclipse Sangriento" a la estación espacial de la prisión Carceris fue marcada por un estruendo sutil de motores que resonaba en el espacio cercano. Las luces parpadeantes de la estación parpadeaban con tenue ansia, y el equipo de Cladert se preparaba para la entrada. El escenario estaba bañado en tonos fríos y metálicos, con los destellos rojos y dorados del interior de la nave pintando su reflejo en la superficie pulida del Eclipse.
Cladert activó la comunicación con Skarn. "¡Skarn, aquí Mandrilryth! Estamos en posición, ¿y tú?"
La imagen de Skarn apareció en la pantalla holográfica, su capucha verdosa aún ocultaba su rostro. "¡Ah, Cladert! Qué hermosa nave tienes. Mis contactos ya han infiltrado el sistema. Pueden conectarse al puerto de la estación. La entrada está despejada".
Sin embargo, el rostro de Skarn se retorció en una sonrisa maliciosa. "Oh, mi querida Reina, parece que olvidé darte algunos detalles. No solo quiero que elimines al contacto que te mencioné antes, sino que también necesito algunos... souvenirs específicos de la prisión".
El ceño de Cladert se frunció en confusión. "Habla claro, Skarn. No tengo tiempo".
"Quiero tres cosas, Cladert. Primero, necesito una muestra del ADN de un Phyleen. Segundo, quiero un dispositivo de control neural. Y por último, llévame una de esas extrañas lámparas de la prisión. Quiero una para mi colección personal", dijo Skarn.
Cladert resopló, desconcertada. "Corsiko, Skarn, ¿y cómo diablos voy a conseguir esas cosas?"
"No es asunto mío, Reina. Solo cumple con mi pedido y cumpliré mi parte", respondió Skarn antes de desaparecer de la pantalla.
"Corsiko, esto no va a ser fácil", murmuró Cladert para sí misma, observando el frío panorama de la estación Carceris a través de la ventana del puente de mando.
La tripulación se preparaba para la aterija, sus cuerpos musculosos y tatuados estaban tensos con la anticipación. Con un destello, la nave se conectó al puerto de la estación, y la tripulación se preparó para infiltrarse en la prisión Carceris. La misión se volvía más complicada con cada paso, y Cladert estaba lista para enfrentar los desafíos que Skarn había lanzado a su camino.
Mientras la tripulación de Mandrilryth Cladert se conectaba a la prisión Carceris, la cual desde afuera parecía una enorme esfera dorada, la Reina de los Piratas, en medio del bullicio y la tensión, se dio cuenta de su olvido. Su ojo amarillo se abrió de par en par al notar la ausencia de su mítica escopeta, Bilmaul, su casco distintivo y la Espada de la Eternidad.
"¡Corsiko! ¿Cómo pude olvidar estas malditas cosas?", murmuró para sí misma mientras corría hacia su camarote.
Se apresuró a recoger la Bilmaul, la escopeta de carga que la acompañaba en todas sus aventuras. La tomó con firmeza, sintiendo el peso familiar de la poderosa arma en sus manos. La Bilmaul se veía más imponente que nunca, con sus placas doradas resplandeciendo con un brillo amenazador.
El casco y la Espada de la Eternidad no tardaron en unirse al conjunto. El casco, decorado con grabados que contaban historias de sus hazañas pasadas, le daba a Cladert una apariencia aún más intimidante.
Con las armas en su lugar, Cladert descendió a la prisión Carceris, uniéndose a su tripulación en la lucha contra los ferozmente protectores Phyleen. La escena estaba iluminada por destellos de láseres y el resplandor de la energía, los cuerpos de la tripulación estaban moviéndose con agilidad y determinación en medio del caos.
La Bilmaul rugió con energía, liberando haces de luz láser que cortaban el aire con potencia. Cladert, con su armadura plateada, se abría paso entre los enemigos, su casco ocultando la expresión feroz de su unico ojo amarillo.
El estruendo de la batalla resonaba en los corredores amarillentos de la prisión Carceris, pero, tristemente, el precio de la guerra dejó su huella en la tripulación de Mandrilryth Cladert. Cuerpos caídos yacían en el suelo, tatuajes brillando con un último destello de vida. La armadura plateada de los tripulantes estaba manchada con la cruda realidad de la lucha.
Cladert observaba la escena con un pesar profundo en su ojo amarillo. "Descansen en paz, valientes", murmuró, su voz mezcla de dolor y determinación.
Las alarmas empezaron a sonar, llenando los pasillos con un aullido discordante. Cladert se separó del grupo mientras se dirigía hacia la misión encomendada por Skarn.
La armadura plateada de Cladert resplandecía con el reflejo de las luces parpadeantes de la prisión. Cargaba consigo la Bilmaul, lista para enfrentarse a cualquier obstáculo. Mientras avanzaba por los pasillos, se encontró con algunos policías Phyleen que protegían la prisión.
La Bilmaul rugió, liberando destellos láser que iluminaban la oscuridad.
Los cuerpos de los Phyleen caían uno tras otro, pero la resistencia persistía. "¡Corsiko! ¿Acaso no entienden que nada detendrá a la Reina de los Piratas?", gruñó Cladert, enfrentándose al siguiente grupo con determinación.
Mientras se abría paso, la alarma seguía sonando. Cladert se esforzó por avanzar, su mente enfocada en la tarea que Skarn le había encomendado. La búsqueda de las solicitudes de Skarn la llevó más profundamente en los recovecos de la prisión, donde los enfrentamientos eran más intensos y el peligro acechaba en cada esquina.
La voz distorsionada de Skarn empezó a sonar mientras Cladert avanzaba por los oscuros pasillos de la prisión Carceris a través del AIO en el brazo izquierdo de Cladert: "Mi querida Reina, ¿ya has conseguido mi linda lamparita Phyleen? ¿O necesitas un mapa para encontrarla?" bromeó Skarn con un tono siniestro.
"Deja de molestar, Skarn. No me distraigas", gruñó Cladert, con su voz tensa con irritación mientras exploraba los niveles más bajos de la prisión en busca del dispositivo de control neural, bajando escaleras, no había notado que habían ascensores hasta ocho minutos después.
El entorno se volvía más sórdido a medida que descendía. Las luces parpadeantes apenas iluminaban los pasillos desgastados y sucios. La armadura plateada de Cladert resplandecía en la penumbra, y la Bilmaul descansaba en sus manos, lista para cualquier enfrentamiento.
Finalmente, Cladert llegó a las celdas de los peores criminales, mantenidos bajo control neural para realizar trabajos de limpieza y mantenimiento. Encontró la celda de uno de ellos, sedado y con la mirada vacía mientras barría el suelo con una escoba.
"Que raro", murmuró Cladert para sí misma mientras se acercaba al prisionero controlado mentalmente. La escena era una mezcla de colores apagados y grises, acentuada por la luz tenue de las lámparas que colgaban del techo.
Con un gesto rápido y preciso, Cladert desenfundó la Bilmaul y disparó al prisionero en la cabeza. Un destello de luz láser cortó el aire, y el cuerpo inerte cayó al suelo. La sangre se esparció, manchando el suelo de la prisión con un charco rojo.
Cladert registró el cuerpo, encontrando el dispositivo de control neural. Lo arrancó con brutalidad, sintiendo la frialdad del metal en sus manos. La luz roja del dispositivo parpadeó con inquietud antes de apagarse por completo.
"Uno menos", murmuró Cladert, su rostro oculto bajo el casco mientras se alejaba de la escena macabra y metía el dispositivo en la mochila que llevaba.
Skarn la llamó nuevamente. "¿Y mi lamparita, querida Cladert? ¿La tienes ya brillando en tus manos?"
"Pronto la tendrás, Skarn. No me molestes más", respondió Cladert con un tono frío y amenazador.
La búsqueda de las solicitadas "lámparas Phyleen" llevó a Cladert a explorar los intrincados pasillos de la prisión Carceris. El entorno estaba sumido en la penumbra, sólo interrumpido por la luz azul celeste titilante de las lámparas que iluminaban los pasillos.
Mientras Cladert recorría los corredores, la voz burlona de Skarn resonó nuevamente en su comunicador. "¿Y bien, Cladert? ¿Ya encontraste mi preciada lamparita Phyleen? Quiero verla brillar en tus manos antes de que acabes siendo devorada por esos monstruos."
"Patán, cálmate. Estoy en ello", gruñó Cladert, sus pasos sonaban con fuerza en los corredores silenciosos.
Los tonos azulados de las lámparas creaban una atmósfera única, teñida por colores etéreos de metal. Cladert se movía con sigilo, observando cada lámpara en busca de la indicada. La luz aguamarina iluminaba su rostro, resaltando su ojo amarillo con un brillo verde intenso.
Finalmente, encontró una lámpara Phyleen que cumplía con las expectativas de Skarn. La arrancó de la pared, sintiendo la vibración de la energía en sus manos. La lámpara emanaba un resplandor hipnótico, y Cladert la sostenía antes de meterla en la mochila.
"¿Y bien, Skarn? ¿Te gusta mi nueva adquisición?" dijo Cladert con sarcasmo.
La risa retorcida de Skarn resonó en respuesta. "Ah, Cladert, eres una joya. Pero aún me falta algo, ¿no? ¿La muestra del ADN de un Phyleen? Quiero algo verdaderamente único para mi colección."
La búsqueda de la muestra del ADN llevó a Cladert a enfrentarse a los Phyleen. Los encuentros fueron violentos y sangrientos, con la Bilmaul liberando su mortal energía láser en cada confrontación. La armadura plateada de Cladert se manchó con la sangre de los enemigos caídos, mientras ella luchaba por obtener la codiciada muestra.
Finalmente, con un Phyleen abatido a sus pies, Cladert extrajo una muestra de su ADN. La sustancia viscosa y bioluminiscente brillaba en la penumbra de la prisión, tras ello la guardó en la mochila.
"¿Ya está, Skarn? ¿O hay algo más que quieras agregar a tu retorcida colección?" preguntó Cladert, su tono desafiante.
Skarn, en su habitual tono siniestro, respondió: "Oh, Cladert, eres una artista en este sombrío ballet. Ahora, reúne todo y no me hagas esperar mucho. Estoy ansioso por tener tus preciadas ofrendas en mis manos."
El ascensor ascendió lentamente, llevando a Cladert de regreso a niveles superiores de la prisión Carceris. La atmósfera en el elevador era tensa, el silencio solo interrumpido por el zumbido mecánico del ascensor en movimiento. La Reina de los Piratas se preguntaba qué secretos ocultaba el "nivel 2" ya había ido al seis, cinco, cuatro y tres, uno más no debería ser problema, así que decidió explorar antes de ir por las cadenas sagradas.
Al abrir las puertas del ascensor, Cladert se encontró con un pasillo futurista y desolado, iluminado por una luz tenue y azulada. Las celdas alineadas a ambos lados del pasillo eran como cubículos metálicos con barras de energía, diseñadas para contener a individuos de distintas razas.
La curiosidad llevó a Cladert a examinar las celdas una por una. Cada una estaba marcada con símbolos representativos de las diversas razas que habitaban el universo. Los tonos de las luces cambiaban según la raza contenida en la celda, creando una paleta surrealista que pintaba el pasillo con colores brillantes y sombras inquietantes.
Mientras recorría el pasillo, un símbolo en particular atrajo la atención de Cladert. Era el emblema de los Saíglofty, su propia raza. Su ojo amarillo parpadeo con sorpresa y curiosidad al acercarse. Allí, en la celda, yacía una joven Saíglofty, vestida con una camisa blanca de tirantes, y un pantalón rojo, junto a una chaqueta azulada, y botas negras. En el suelo, la celda estaba completamente vacía, la joven solo estaba tirada en el suelo, hasta que noto la presencia de Mandrilryth.
La Reina de los Piratas se quedó perpleja al ver a alguien de su propia raza en ese lugar desolado y oscuro, y más una chica. Los tatuajes y marcas en el cuerpo de la joven resonaban con la tradición de los Saíglofty, pero su expresión reflejaba sorpresa y confusión al ver a Cladert.
Intentaron comunicarse a través del campo de energía que sellaba la celda, pero la barrera impenetrable impedía cualquier contacto físico o auditivo.
"Hace tanto tiempo que no veo a una de las nuestras", murmuró Cladert, su voz cargada de nostalgia y emoción.
La joven Saíglofty asintió con una mirada de reconocimiento y gratitud. Ambas compartían la soledad de su especie en medio de un lugar tan inhóspito.
Decidida a liberar a la joven, Cladert extrajo una tarjeta de acceso de un oficial caído en su camino. Con un gesto preciso, desbloqueó la celda, y las barras de energía se desvanecieron. La joven Saíglofty se mantenía de pie, aún asombrada y agradecida.
Las dos Saíglofty se enfrentaron, compartiendo un momento de conexión en medio del caos de la prisión Carceris. La historia tomaba giros inesperados, y la Reina de los Piratas estaba decidida a descubrir más secretos que pudieran yacer en las sombras de aquel lugar lúgubre y peligroso.
La joven Saíglofty liberada se presentó como Korra Sorbaye, una mercenaria con una mirada salvaje y una fuerza oculta en sus ojos verdosos. Ambas mujeres compartieron un momento de reconocimiento, sus raíces comunes actuando como un vínculo entre ellas en medio del caos de la prisión Carceris.
"Gracias... gracias por liberarme", expresó Korra con gratitud en su voz, aunque aún manteniendo un toque de cautela ante la imponente figura de Cladert.
La Reina de los Piratas sonrió, intentando suavizar su expresión. "Soy Mandrilryth Cladert. ¿Cómo terminaste en esta prisión, Korra?"
La mercenaria titubeó antes de responder. "Fui traicionada. Un contrato mal manejado. Aterricé aquí y, bueno, no es precisamente un lugar para vacaciones, tranquila, destruyeron mis cosas, no tengo absolutamente nada encima más que mi ropa."
Cladert se giró a los cadáveres de los Phyleen y miró a Korra. "Te sugiero que tomes un arma de uno de estos Phyleen. Creeme que lo ocuparas."
Korra asintió y recogió un cañón láser de mano Mjolnir-3 Phyleen, ajustándolo a su mano. "Gracias, Mandrilryth. Pero... ¿qué hay de ti? ¿Cómo terminaste liderando un escuadrón de piratas?"
Cladert soltó una risa grave y llena de historia. "Oh, Korra, eso es una larga historia. Pero ahora, estamos en el mismo bote, y necesito tu ayuda con algo."
Mientras avanzaban por los pasillos, Cladert continuó explicándole a Korra los detalles de la misión, mencionando a Skarn y las ofrendas que debían llevarle. La joven mercenaria escuchaba atentamente, asimilando la complejidad de la situación.
"Y no pienses en dispararme", advirtió Cladert con una sonrisa juguetona. "Tengo un escudo de plasma que te aseguro será más efectivo que cualquier arma Phyleen. Además, no te haré daño, Korra."
Korra le lanzó una mirada escéptica, pero luego sonrió. "Confiaré en ti, Cladert, por ahora."
La tensión comenzó a ceder entre ellas, dando paso a una extraña química que se formaba en medio de la adversidad. Ambas mujeres compartían risas y miradas cómplices mientras se preparaban para lo que les deparaba en el oscuro camino de la prisión Carceris. La conexión entre Cladert y Korra crecía, alimentada por la brutalidad del entorno que las rodeaba.
El ascensor se elevaba lentamente, llevando a Cladert y Korra de vuelta a niveles superiores de la prisión Carceris. En el confinado espacio, Cladert detalló su plan con voz firme y decidida, mientras Korra escuchaba con atención.
"La Guerrera de Sangre en la cima de esta prisión tiene algo que necesito.", explicó Cladert.
Korra, aún con una mezcla de incredulidad y curiosidad, preguntó: "¿Y qué es exactamente lo que buscas, Cladert?"
La Reina de los Piratas esbozó una sonrisa maliciosa. "Ella tiene información valiosa. Información sobre ubicaciones secretas, tesoros perdidos y rutas estelares prohibidas. Con esa información, seremos invencibles, Korra."
La mercenaria frunció el ceño, contemplando las palabras de Cladert. "¿Y qué hay para mí en todo esto? ¿Por qué debería ayudarte?"
Cladert, con un tono persuasivo, respondió: "Porque, querida Korra, si me ayudas a conseguir lo que quiero, te unirás a mi tripulación. Serás libre, lejos de estas paredes opresivas. Además, te prometo protección y un lugar en mi nave, y te voy a pagar."
Korra cruzó los brazos, evaluando las palabras de Cladert con escepticismo. "¿Y qué garantía tengo de que cumplirás tu palabra? Por tu apariencia digo que no eres precisamente alguien en quien pueda confiar ciegamente."
Cladert, con una mirada intensa, se acercó a Korra, reduciendo la distancia entre ellas, era algo intrigante mientras la acorralaba contra las paredes del ascensor, ambas sentían curiosidad por la otra, ambas tenían mucho tiempo que no veían a alguien de su propia raza, Korra con 49 años, y Cladert con 260, claramente Cladert estaba mucho más curiosa, y en la cultura Saíglofty el contacto físico es normal y hasta sagrado. "Te lo garantizo con mi vida. Pero, si eso no es suficiente...", entonces sus dedos trazaron suavemente la línea de la mandíbula de Korra, "si necesitas algo más tangible, puedo mostrarte mis habilidades de una manera más... Directa."
El ascensor se detuvo, las puertas se abrieron revelando el siguiente nivel de la prisión Carceris. Cladert continuó mirando fijamente a Korra.
Korra, algo desconcertada y a la vez intrigada, se mordió la mandíbula inferior. "Está bien, Cladert. Haré lo que pides. Pero recuerda tu promesa."
La Reina de los Piratas se alejó con paso seguro al salir del ascensor, Cladert instó a Korra a mantenerse detrás de ella, confiando en el escudo de plasma que la envolvía y la protegería de cualquier ataque frontal. Mientras avanzaban por el pasillo, más guardias de la prisión emergieron de las sombras, siete exactamente, sus armaduras negras y gruesas brillaban con un aura intimidante en la oscuridad, reflejando las luces rojas de las alarmas. En sus manos, sostenían Mjolnir-3, cañones rotativos de mano que desataban un letal torrente de energía láser.
Cladert se adelantó, con su Bilmaul en mano, lista para la batalla. La escopeta láser de carga temblaba ligeramente con la anticipación, ansiosa por liberar su mortífero poder.
Con un movimiento ágil y preciso, Cladert abrió fuego, las explosiones de energía láser iluminaron el pasillo, pintando el aire con un resplandor mortífero. Los cuerpos de los guardias Phyleen caían uno tras otro, con sus armaduras inútiles contra el poder destructivo de la Bilmaul.
Korra, por su parte, demostraba una destreza mortal con su Mjolnir-3. Cada disparo era preciso, su arma trazaba un arco de destrucción a su alrededor. Los guardias caían como marionetas, con sus cuerpos destrozados por la furia de las armas de las dos mujeres.
Al finalizar el enfrentamiento, un silencio pesado descendió sobre el pasillo, roto solo por el zumbido distante de la maquinaria de la prisión. Cladert y Korra se miraron, una mezcla de satisfacción.
"¡Corsiko! Eso estuvo cerca, nada mal para una joven tontita", exclamó Cladert con adrenalina y emoción.
Korra sonrió, una sonrisa llena de determinación. "Gracias, creo."
Las dos mujeres se dieron unos golpecitos de camaradería en los hombros, compartiendo la victoria en medio del caos y la muerte. Y continuaron avanzando por los pasillos de la prisión Carceris
La holo-llamada resonó en el brazo izquierdo de Cladert, interrumpiendo el silencio tenso que seguía al enfrentamiento con los guardias de la prisión Carceris. La imagen parpadeante reveló a uno de sus leales miembros de la tripulación, con urgencia evidente en su voz.
"¡Cladert, la Guerrera de Sangre ha sido localizada! ¡Te mando las coordenadas ahora mismo! ¡Date prisa, no podemos contenerla por mucho más tiempo!"
La llamada se cortó abruptamente, dejando a Cladert con un brillo feroz en su ojo amarillo. Se volvió hacia Korra. "Korra, ha llegado el momento. Tenemos la ubicación de la Guerrera de Sangre. Es hora de actuar", anunció Cladert.
Korra asintió con firmeza. "Entendido, Cladert. Vamos a por ella."
Sin perder un segundo, las dos mujeres se lanzaron hacia adelante, corriendo por los oscuros pasillos de la prisión. Sus botas resonaban contra el suelo metálico como chasquidos, la anticipación de la batalla se filtraba en cada rincón. Las luces parpadeantes iluminaban el camino.
Finalmente, llegaron a su destino, una sala dorada y ominosa donde la Guerrera de Sangre aguardaba, arrodillada mientras respiraba con dificultad.
La sala resonaba con el eco sordo de la batalla pasada, cada rincón impregnado con el olor metálico de la sangre y la tensión palpable que colgaba en el aire. Cladert se adelantó, protegiendo a Korra con su cuerpo musculoso y marcado, con su mirada feroz clavada en la figura exhausta de la Guerrera de Sangre.
La Guerrera de Sangre yacía en el centro de la sala, rodeada de un mar de cadáveres que testificaban la brutalidad de sus acciones. Su aliento pesado resonaba a través de su casco, sus cuatro ojos se podían sentir cansados a través su casco, pero llenos de ira mientras miraba a Cladert.
La Guerrera de Sangre se puso de pie con esfuerzo, su figura imponente y llena de cicatrices irradiaba una presencia amenazadora. Con un gesto de desdén hacia Cladert, dirigió unas palabras ásperas con desprecio y arrogancia: "¡Maldito seas, pirata! ¿Crees que puedes detenerme? ¡He aniquilado a todos los que se han atrevido a desafiarme! ¡Y tú serás el próximo en caer, desgraciado, te enviaré con Micca!" Aparentemente, la Guerrera creía que Cladert era hombre.
Micca, la Mensajera de la Muerte: Diosa de la muerte Phyleen y el más allá. Aunque la muerte es un aspecto inevitable de la vida, Micca es vista como una guía compasiva que ayuda a los espíritus a encontrar su camino hacia el siguiente mundo.
Cladert frunció el ceño, y su mente trató de procesar las palabras de la Guerrera de Sangre. A pesar de la barrera del idioma, pudo percibir el desprecio en su tono y la amenaza implícita en sus palabras.
Sin embargo, en lugar de ceder ante el miedo o la ira, Cladert optó por un enfoque diferente. Se volvió hacia Korra con una sonrisa juguetona, intentando aliviar la tensión que llenaba la sala.
"Bueno, parece que hemos encontrado a la anfitriona de la fiesta", bromeó Cladert, su voz cargada de humor oscuro mientras compartía una mirada cómplice con Korra.
Korra asintió con una sonrisa. "Sí, parece que sí. Pero no será una fiesta para ella cuando hayamos terminado."
La armadura de la Guerrera de Sangre era una obra maestra de diseño y brutalidad. Ornamentada con motivos que recordaban la textura de la piel de serpientes venenosas en tonos de rojo y dorado, la armadura se ajustaba perfectamente a su figura, resaltando su poderío y agilidad. Los símbolos tribales intrincados se entrelazaban en todo el diseño, agregando un aura de misticismo y ferocidad a su apariencia, el más evidente era el "Líndaro"que estaba en la frente del casco de la guerrera.
El "Líndaro" es un patrón geométrico complejo que representa la interconexión entre todas las formas de vida. Este símbolo sagrado destaca la importancia de la unidad y el equilibrio en la existencia. Los Phyleen creen que cada ser, ya sea humanoide, animal o incluso entidad artificial, contribuye al tejido interconectado de la vida.
Equipada con un MRM-45 "Vulcan", la guerrera tenía a su disposición un arma capaz de causar estragos en los enemigos a larga distancia. Los lanzagranadas de plasma montados en sus hombros añadían un elemento de destrucción masiva a su arsenal, mientras que las cuchillas de hueso retráctiles aseguraban su capacidad para el combate cuerpo a cuerpo. En cada mano empuñaba un Mjolnir-3, sus dedos expertos listos para desatar un torrente de fuego devastador sobre sus oponentes. Además, los lanzadores de proyectiles corrosivos que llevaba consigo eran una amenaza mortal capaz de desintegrar la materia biológica con facilidad.
Mientras Cladert miraba a Korra, la Guerrera de Sangre no esperó y se abalanzó, con sus cuchillas de hueso desplegadas desde sus brazos, se lanzó hacia adelante con una rapidez impresionante, mientras sus ojos brillaban con sed de sangre mientras se abalanzaba hacia Cladert.
Sin embargo, la Reina de los Piratas no estaba desprevenida. Con un movimiento rápido y fluido de su mano a su AIO (All In One), activó la cúpula de plasma que rodeaba su cuerpo, creando un campo de energía ardiente que envolvió a la Guerrera de Sangre en un abrazo infernal apenas esta se acercó. Un grito de sorpresa y dolor escapó de los labios de su adversaria mientras retrocedía, con su piel y armadura chamuscadas por el intenso calor.
Cladert no perdió ni un segundo. Con la Bilmaul en sus manos, en segundos apuntó con precisión hacia la Guerrera de Sangre. Un destello rojo cegador iluminó la habitación cuando el láser de la escopeta se disparó, impactando directamente en el brazo derecho de la Guerrera, pero sin capacidad de atravesar su armadura, pero quemando a la guerrera por dentro. Un alarido de agonía de la guerrera llenó la sala cuando el impacto envió su arma, un MRM-45 "Vulcan", al suelo con un estruendo metálico.
Aprovechando la oportunidad, Cladert se lanzó hacia adelante, con su puño izquierdo conectando con un golpe devastador contra el rostro de la Guerrera, lanzándola hacia atrás. El sonido sordo del impacto resonó en el aire, mezclado con el crujido de huesos fracturados y el chapoteo de sangre que salpicaba el suelo.
"¡Korra, rápido! ¡Toma ese fusil!" ordenó Cladert mientras señalaba el MRM-45 "Vulcan".
Korra no dudó y sus manos se cerraron alrededor del arma con agarre firme. El metal frío del fusil se sentía en sus palmas, y rápidamente activó el arma, iniciando un brillo dorado alrededor de la misma.
Mientras tanto, la Guerrera de Sangre se retorcía en el suelo, bajo su casco su rostro estaba retorcido por el dolor y la furia. Con un gruñido gutural, se incorporó con dificultad, con su mirada llena de odio hacia Cladert y Korra.
El momento era tenso, impregnado de una atmósfera cargada de peligro y anticipación. Las Cadenas Sagradas, un artefacto tan codiciado, se desplegaban ominosamente desde el brazo derecho de la Guerrera de Sangre, su resplandor dorado iluminó la habitación con una luz potente y siniestra. Cladert y Korra se encontraron sorprendidas ante el artefacto, y rápidamente varias cadenas salieron del brazo dirigiéndose a Cladert.
Sin embargo, antes de que pudiera ser alcanzada, el estruendo de los disparos resonó en la sala, rompiendo la tensión del momento. Los proyectiles del MRM-45 "Vulcan" se abrieron paso a través del aire con velocidad, encontrando su objetivo en la pierna derecha de la Guerrera de Sangre. El impacto fue brutal, desgarrando la armadura y perforando la piel con un estallido de sangre y fragmentos metálicos volando en el aire, dejando su pierna inutilizada.
La Guerrera de Sangre soltó un rugido de dolor y cayó de rodillas. Las cadenas doradas se detuvieron en seco y regresaron. Había sido interrumpida en su ataque. Con un gruñido gutural, se preparó para contraatacar
La escena se convirtió en un torbellino de violencia, donde el estruendo de los disparos y el choque de las cadenas resonaban en la sala que anteriormente era de almacenamiento. La Guerrera de Sangre se movía con gran agilidad saltando por doquier con solo una pierna, demostrando su gran habilidad de adaptación.
Los disparos del fusil de la guerrera resonaban en la sala, iluminando brevemente el espacio con destellos dorados. Cada proyectil era un peligro inminente, una amenaza que buscaba acabar con la vida de las Saíglofts. Sin embargo, Cladert y Korra se movían con destreza, esquivando los disparos con movimientos ágiles y precisos mientras buscaban una oportunidad para contraatacar, algunas veces Cladert la cubría con su escudo de plasma hipercargado, y otras Korra lo esquivaba de milagro.
Las cadenas sagradas se convirtieron en un arma letal en manos de la Guerrera de Sangre, zumbando a su alrededor como serpientes furiosas. Con habilidad experta, las lanzaba hacia Cladert y Korra, buscando atraparlas en un abrazo mortal o lanzando latigazos. Sin embargo, las dos piratas se mantenían alerta, esquivando los golpes con movimientos rápidos.
La Guerrera de Sangre, por su parte, luchaba con ferocidad desenfrenada, su rostro contorsionado en una mueca de rabia y dolor. A pesar de sus heridas, se negaba a rendirse, decidida a luchar hasta el último aliento en defensa de su honor y su deber.
La batalla se prolongó durante lo que pareció una eternidad, con cada momento lleno de tensión y peligro. El momento se tornó en un frenesí de caos y desesperación cuando el pie de Cladert cedió bajo su peso por un mal paso, cayendo hacia atrás con un golpe sordo contra el suelo, rápidamente se levantó, pero La Guerrera de Sangre, como una fiera desatada, aprovechó la oportunidad y lanzó un furioso latigazo horizontal hacia Cladert, que la envió volando con violencia hacia el otro extremo de la sala junto a su escopeta Bilmaul, tan fuerte fue el golpe que el metal de la pared se abolló ante el impacto. El sonido del impacto resonó en el aire, acompañado por un gemido de dolor de Cladert mientras ella caía al suelo.
Mientras la Guerrera “corría” hacia Cladert, preparada para entregar el golpe final, Korra emergió con el MRM-45 en sus manos. Y una ráfaga de disparos desgarró el aire, rompiendo la armadura de la espalda de la Guerrera y perforando su carne. Un grito de dolor escapó de los labios de la Guerrera resonando por sus altavoces, lanzándola al suelo, pero su furia no disminuyó.
Con un esfuerzo sobrephyleen, la Guerrera se abalanzó hacia Korra y de un tajo de su cuchilla de hueso mandó el fusil varios metros lejos de ella, quedando encima de ella, aprisionandola, sus cuchillas de hueso estaban listas para cortar y desgarrar su rostro. Mientras Korra luchaba desesperadamente por mantenerla a raya sosteniendo sus cuchillas una en cada mano haciendo un esfuerzo sobresaíglofty para evitar que se muevan, pero la situación parecía desesperada. Sin embargo, en ese momento crítico, Cladert emergió con su espada dorada en mano, la Espada de la Eternidad.
Con un movimiento rápido y certero, Cladert se lanzó en silencio hacia la Guerrera por la espalda, la hoja dorada de la Espada de la Eternidad brillaba con una luz dorada poderosa, que se confundía con la luz de la sala. En un instante, la hoja atravesó la cabeza de la Guerrera de Sangre de forma vertical, partiendo su armadura y cráneo en una explosión de sangre y fragmentos de hueso y metal.
El silencio llenó la sala, interrumpido solo por la respiración agitada de Cladert y Korra. El cuerpo inerte de la Guerrera rápidamente tembló, y salió un ruido gutural de “Uh” después, el cuerpo se desplomó en el suelo a lado de Korra,la cual estaba manchada de la sangre roja que le había caído después de que Cladert literalmente le partiera la cabeza, la guerrera yacía irreconocible con su rostro deformado y partido. La sangre brotaba a mares de su cabeza destrozada, tiñendo el suelo con un charco oscuro y viscoso.
La batalla había llegado a su fin, pero el precio había sido alto. Las dos piratas permanecieron en silencio. En ese momento, la victoria se sintió amarga, ensombrecida por el recuerdo de la brutalidad y el derramamiento de sangre que habían presenciado.
Con un suspiro pesado, Cladert bajó la Espada de la Eternidad, y la guardó en su funda, sin limpiar la sangre de la espada, y se volvió hacia Korra, cuyos ojos reflejaban una mezcla de alivio, y horror por tener el rostro lleno de sangre.
Con un rápido movimiento Cladert se agacho frente al cadáver y arrancó las Cadenas Sagradas del brazo inerte de la Guerrera de Sangre. Las cadenas doradas se enrollaron alrededor de su propio brazo derecho, como si la reconocieran, emitiendo un brillo dorado mientras se enrollaban con fuerza alrededor de su armadura plateada. Korra, todavía jadeante por el esfuerzo de la batalla, se levantó con la ayuda de Cladert.
Con un gesto rápido, Cladert activó una holo-llamada en su AIO, comunicándose con otro miembro de su tripulación para verificar el éxito de su misión de matar al tipo que Skarn odiaba. La imagen holográfica parpadeó ante ellos, revelando a un pirata Phyleen de aspecto rudo con una sonrisa satisfecha en el rostro.
"¿Lo conseguiste?", preguntó Cladert.
El pirata asintió con solemnidad. "Sí, jefa. Ese tipo ya no es un problema."
Una sensación de alivio se apoderó de Cladert, acompañada de una oleada de satisfacción. La tarea había sido completada con éxito, y ahora era el momento de partir. Con una sonrisa de satisfacción, Cladert se volvió hacia Korra. "Es hora de irnos", anunció.
Sin embargo, a pesar de la aparente calma y alegría, una sombra de preocupación se cernía sobre Cladert. Sabía que habían desatado fuerzas peligrosas con su incursión en la prisión Carceris, y las consecuencias de sus acciones aún estaban por manifestarse.
Cladert activó otra holo-llamada en su AIO, esta vez dirigiéndose al enigmático Skarn. La figura encapuchada apareció en la pantalla, con sus ojos ocultos tras la sombra de su capucha, emanando una presencia inquietante y siniestra.
"Skarn", comenzó Cladert, con su tono firme y directo. "Todo está listo. Tengo lo que querías." Skarn asintió lentamente. "Me alegra oír eso, querida. Sabía que no me decepcionarías."
La voz de Skarn sonaba con una mezcla de malicia y anticipación, y Cladert no pudo evitar sentir un escalofrío recorriéndole la columna vertebral. A pesar de su aparente locura y extravagancia, había algo en Skarn que sugería una mente aguda y peligrosa, capaz de tramar los planes más retorcidos.
"No menciones las cadenas", murmuró Cladert para sí misma, recordando la importancia de mantener ciertos detalles en secreto. No estaba dispuesta a revelar todos sus movimientos a este hombre maniático y siniestro. "Te veré en cuatro horas en Hallur, hora once estándar", anunció Cladert, poniendo fin a la llamada con un gesto decidido…
Después de la presentación en el puente de mando, Korra se dirigió a Cladert con una mirada inquisitiva, sus ojos reflejaban con una mezcla de curiosidad y expectación. "¿Dónde me quedaré?", preguntó. Cladert sonrió con confianza y le aseguró: "Vendrás conmigo". Sus palabras fueron firmes y tranquilizadoras. "Tendrás tu propio espacio en mi camarote. La cama es lo suficientemente grande para ambas".
Korra asintió lentamente, sorprendida por la generosidad de Cladert. Aunque la idea de compartir el espacio personal de su capitana era inesperada, no podía negar una sensación de comodidad que la envolvía. Después de todo, había visto suficiente en el poco tiempo que llevaba en el Eclipse Sangriento para saber que las normas de convivencia eran diferentes en este mundo pirata.
En la cultura Saíglofty, tales gestos de camaradería eran comunes y no llevaban ninguna connotación indebida. Para ellos, la humildad, la conformidad y la resiliencia eran virtudes sagradas, arraigadas en su estilo de vida errante y aventurero. Korra asintió una vez más, aceptando la invitación con gratitud. Se sentía reconfortada por la idea de tener a Cladert como compañera de cuarto, una presencia que podría brindarle seguridad y consuelo en medio de las incertidumbres del viaje.
Juntas, se dirigieron hacia el camarote de Cladert, caminando por los pasillos oscuros y estrechos del Eclipse Sangriento. Korra entró en el camarote de Cladert con curiosidad, observando cada detalle con fascinación mientras sus ojos se deslizaban por el espacio. La atmósfera estaba impregnada de un aura de misterio y aventura, como si cada objeto contara una historia de batallas pasadas y hazañas legendarias.
La cama, algo desgastada y envuelta en sábanas negras, ocupaba la esquina izquierda del camarote. Botellas de alcohol vacías yacen dispersas por la habitación. Lámparas de aceite parpadeaban débilmente en las esquinas, arrojando sombras y luces sobre las paredes de metal y madera.
Mientras Korra exploraba el espacio, su mirada se detuvo en Cladert, quien se despojó de la parte superior de su armadura con naturalidad. La piel de Cladert, de un tono lila distintivo, brillaba a la luz tenue de la habitación, adornada con intrincados tatuajes que contaban historias de batallas y victorias. Sus musculosos brazos y hombros, marcados por el esfuerzo y la determinación, irradiaban un aura de poder y autoridad.
Al darse cuenta de la mirada de Korra, Cladert dejó escapar una risa ronca y llena de complicidad. "¿Qué, te sorprende, no me digas que es la primera vez que ves a otra mujer sin camisa?", preguntó con una sonrisa traviesa, disfrutando del rubor en las mejillas de Korra.
Korra, avergonzada, apartó la mirada y se cubrió los ojos con una mano. Aunque entendía que en la cultura Saíglofty tales gestos no tenían ninguna connotación indecorosa, no pudo evitar sentirse incómoda ante la visión de la piel desnuda de Cladert.
Mientras Cladert continuaba buscando una camisa de tirantes, Korra respiró hondo y se obligó a apartar los pensamientos indebidos de su mente. Cladert rebuscó entre las prendas apiladas hasta que encontró su camisa negra de tirantes, que había estado buscando. Con un gesto casual, se la puso. Volviéndose hacia Korra, quien aún parecía algo incómoda, le ofreció una sonrisa tranquilizadora.
"Deberías cambiarte", sugirió Cladert, señalando hacia la pila de ropa que había acumulado a lo largo de los años. "Aquí tienes algunas prendas. Son un poco grandes para ti, pero deberían servir."
Entre la ropa ofrecida por Cladert, había una mezcla de colores oscuros y texturas desgastadas que reflejaban el estilo de vida pirata. Un par de pantalones holgados de cuero negro, una camiseta gris y gastada con el emblema del Eclipse Sangriento en el pecho y una chaqueta roja de aspecto resistente con múltiples bolsillos.
Korra asintió con gratitud, sintiendo el peso de la ropa en sus manos mientras evaluaba las opciones. A pesar de que las prendas eran claramente más grandes que su talla, se dirigió hacia una esquina del camarote para cambiarse, consciente de la mirada de Cladert sobre ella, esto rápidamente se esfumó al ver a Cladert caer como un costal de papas sobre la cama, quedando boca abajo con la cara sumida en una almohada.
Con cuidado, Korra se despojó de su ropa anterior, revelando su figura atlética y marcada por la batalla. La piel de Korra estaba marcada con cicatrices de antiguos enfrentamientos, testigos silenciosos de su valentía y determinación. Sin embargo, a pesar de las marcas de guerra que adornaban su cuerpo, Korra irradiaba una belleza natural y una fuerza interior que era innegable.
Una vez que se puso las prendas que Cladert le había dado, Korra se miró en el espejo, ajustando la chaqueta para que le quedara un poco mejor. Aunque las ropas eran un poco grandes para ella, se sentía agradecida por la generosidad de Cladert y la bienvenida que le había extendido a bordo del Eclipse Sangriento.
Con un suspiro, Korra se volvió hacia Cladert, quien yacía boca abajo en la cama, aparentemente despreocupada por la situación.
Cladert se acomodó boca arriba en la cama con un suspiro de alivio, sintiendo el peso del cansancio acumulado en cada músculo de su cuerpo.
"Si quieres unirte, hay espacio de sobra", ofreció Cladert a Korra, indicando el espacio vacío en la cama junto a ella. "No te preocupes, no muerdo... al menos no cuando duermo", bromeó.
Korra asintió con cautela, sintiendo un ligero nerviosismo al contemplar la idea de compartir la cama con Cladert. Aunque había pasado por innumerables desafíos y peligros en su vida como mercenaria, la idea de dormir en una cama después de tanto tiempo la llenaba de una extraña sensación de vulnerabilidad.
Con un suspiro resignado, Korra se deslizó bajo las cobijas rojas junto a Cladert, sintiendo el colchón mullido bajo su cuerpo cansado. Se acurrucó en un costado de la cama, tratando de encontrar una posición cómoda para dormir. "Es la primera vez en años que duermo en una cama", confesó Korra.
Cladert asintió con comprensión, sintiendo empatía por la experiencia de Korra. "Bueno, espero que puedas acostumbrarte a la comodidad", respondió, extendiendo un brazo para rodear suavemente los hombros de Korra en un gesto de consuelo.
Con un suspiro de resignación, Korra cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación de seguridad que ofrecía el abrazo de Cladert…
Cuatro horas más tarde la alarma sonó con estridencia, rompiendo el tranquilo silencio que envolvía la habitación. Cladert se despertó de golpe, denotando sus sentidos agudizados por años de experiencia pirata, y se incorporó de un salto, sin interferir con Korra, pues al parecer ambas se movían al dormir y estaban en posiciones completamente distintas. Miró hacia Korra, que aún dormía con una expresión serena en su rostro, y decidió dejarla descansar un poco más.
"Quédate aquí, no tardaré mucho", murmuró Cladert con su voz ronca y autoritaria, mientras se deslizaba de la cama y comenzaba a vestirse. Se colocó una chaqueta de cuero negro adornada con pinchos de hierro que le conferían un aspecto intimidante, y se ajustó unos pantalones oscuros que se ceñían a sus musculosas piernas. Las botas negras completaron su atuendo, dándole un aspecto aún más amenazador.
Con la Bilmaul y la mochila en mano, Cladert salió de su camarote y se adentró en los estrechos pasillos del Eclipse Sangriento. La luz tenue de las lámparas parpadeantes iluminaba su camino, creando sombras ominosas que bailaban a su alrededor. El silencio que reinaba en el crucero era interrumpido únicamente por el suave zumbido de los motores y el crujido de la estructura metálica.
Mientras descendía por los pasillos hacia el anclaje en la zona de aparcamiento del mercado negro de Hallur, Cladert se mantenía alerta, consciente de los peligros que acechaban en cada esquina. Sus sentidos estaban agudizados, preparados para cualquier eventualidad que pudiera surgir en su camino.
Finalmente, llegó al anclaje y se detuvo frente a la imponente vista del mercado negro flotando en el vacío del espacio. La ciudad flotante de Hallur, suspendida en el éter, era una fusión de metal retorcido y cristal tintado por los destellos de neón. Los edificios, altos y amenazadores, se erguían como monumentos a la anarquía, con sus fachadas cubiertas de graffitis.
El ambiente vibraba con la electricidad de la actividad ilegal, cada paso de Cladert resonaba en el suelo metálico mientras se abría paso entre la multitud. Personajes de todo tipo pululaban por las calles estrechas, desde contrabandistas con sus abrigos holgados hasta delincuentes con implantes visibles destellando bajo la luz parpadeante.
Los colores eran un espectáculo en sí mismos, una paleta de tonos saturados que chocaba violentamente en un festín para los sentidos. El rojo ardiente de los letreros de neón se mezclaba con el azul eléctrico de los hologramas intermitentes, creando una atmósfera de irrealidad y desconfianza.
Las tiendas y puestos alineados en las calles ofrecían todo tipo de productos prohibidos: desde armas de última generación hasta drogas y tecnología ilegal. Los vendedores, con sus rostros ocultos tras máscaras y sombras, observaban con recelo cada movimiento, conscientes de que en el mercado negro la confianza era un lujo que podía costarles la vida.
Cladert avanzaba con su reputación como una pirata respetada precediéndola en cada paso. Los mercenarios la miraban de reojo, reconociendo en su andar la peligrosa combinación de habilidad y letalidad. En ese mercado de sombras y secretos, ella era una figura legendaria, una leyenda viviente entre los criminales y bandidos que pululaban en las calles de Hallur.
Cladert buscó un rincón apartado en el mercado negro de Hallur, un lugar donde pudiera sentarse y revisar el contenido de la mochila que llevaba consigo. A su alrededor, el bullicio del mercado resonaba como el latido de un monstruo, una sinfonía discordante de voces, motores y música electrónica distorsionada que se elevaba desde las profundidades del hormigón y el metal retorcido.
El aire estaba cargado con una densa humedad que envolvía cada rincón, una niebla artificial que parecía filtrarse desde los callejones oscuros y los rincones abandonados. El olor a metal caliente se mezclaba con el humo de los cigarrillos y el aroma metálico de la sangre, creando una atmósfera asfixiante.
Cladert finalmente encontró un respiro en un banco vacío, oculto en las sombras de un callejón oscuro donde la luz apenas se atrevía a penetrar. La madera desgastada crujía bajo su peso mientras se sentaba, su ojo escaneó rápidamente el entorno en busca de cualquier amenaza potencial.
Con cuidado, sacó la mochila que llevaba consigo y la colocó frente a ella, deslizando la cremallera con un movimiento fluido y preciso, y comenzó a examinar el contenido, asegurándose de que todo estuviera en perfecto estado y listo para su próxima transacción en el mercado negro de Hallur.
Mientras revisaba los objetos dentro de la mochila, una figura encapuchada se acercó a él desde las sombras del callejón. Era Skarn, el misterioso individuo con capucha verde que había encargado los objetos a Cladert, Cladert ni siquiera lo había volteado a ver y ya sabia que era él.
"¿No te enseñaron a llegar a tiempo, Skarn?" gruñó Cladert, girando la mirada a la derecha para encontrarse con los ojos ocultos bajo la capucha verde.
Skarn dejó escapar una risa suave. "Oh, Cladert, siempre tan impaciente. Sabes que el tiempo es relativo."
Cladert frunció el ceño, pero decidió no presionar más el asunto. En cambio, se concentró en mostrarle los objetos que había adquirido. Sacó uno a uno los artefactos de la mochila y los colocó sobre otro banco cercano, revelando la muestra de ADN de un Phyleen, el dispositivo de control neural y la lámpara de la prisión.
Skarn examinó los objetos con interés. "Excelente trabajo, Cladert. Estos serán de gran utilidad para mis experimentos. Ahora, ¿dónde está mi lámparita?"
Cladert señaló hacia el objeto entre los demás. "Aquí está."
Mientras Cladert desplegaba los objetos sobre el banco, Skarn observaba con una mezcla de curiosidad y malicia, o bueno, eso pensaba Cladert, bajo la capucha de Skarn no se veía más que vacío, Cladert siempre ha pensado que utiliza tecnología de absorción de luz, o algo asi…
"¿Qué tenemos aquí?", murmuró Skarn, extendiendo una mano revestida en un guante blanco para examinar los artefactos con más detalle.
Cladert le entregó los objetos uno por uno, manteniendo un gesto neutral en su rostro.
Skarn tomó la muestra de ADN de un Phyleen y la examinó con interés, su mano se movía con lujuria sobre la superficie lisa. "Interesante... esto podría ser útil para algunas de mis investigaciones genéticas."
Luego, su atención se desvió hacia el dispositivo de control neural. "Esto tiene un potencial intrigante. Podría ser divertido jugar con la mente de algunas personas..."
Finalmente, Skarn llegó a la lámpara de la prisión. "Ah, la joya de la corona, que belleza..."
Cladert sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras Skarn manejaba los objetos con una fascinación perturbadora. Pero antes de que pudiera reaccionar, Skarn dejo la lámpara encima del banco y sacó algo más de su túnica: un vaporizador plateado reluciente junto con cuatro cartuchos de Neuriosvus.
"Y como muestra de mi aprecio, aquí tienes un pequeño regalo", dijo Skarn, mientras extendía su mano derecha hacia Cladert, ofreciéndole el regalo.
Cladert se sintió sorprendida por el gesto, pero también desconcertada. "¿Cómo sabes...?"
Skarn la interrumpió con una risa burlona. "Oh, Cladert, querida, es obvio con solo ver tus ojos enrojecidos. Tu predilección por las drogas no es precisamente un secreto al ver tu apariencia, por más anciana que seas."
Cladert se ruborizó ligeramente, sintiéndose expuesta ante el agudo ingenio de Skarn. "Bueno, gracias, supongo...", murmuró, sintiéndose incómoda bajo la mirada penetrante del extraño encapuchado.
Skarn simplemente se rió entre dientes, disfrutando del malestar de Cladert. "Ah, no hay de qué, querida. Disfruta de tu regalo. Y no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo… pirata drogadicta"
Con un suspiro resignado, Cladert guardó el vaporizador y los cartuchos de Neuriosvus en su bolsa, tratando de ignorar el escalofrío de inquietud que le recorría la espalda.
Skarn asintió con aprobación y extendió la mano para tomar la lámpara. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, un estruendo resonó en el callejón cercano, seguido por el sonido de pasos apresurados.
Ambos se pusieron en alerta, preparados para cualquier eventualidad.
El estruendo provenía de un callejón cercano, y la fuente de aquel ruido no tardó en revelarse. Emergiendo de las sombras como una pesadilla hecha realidad, el Centropáta avanzaba con una presencia imponente y perturbadora. Su figura era una amalgama de carne y metal, una visión que helaba la sangre y despertaba el temor más profundo en aquellos que tenían la desgracia de cruzarse en su camino.
A pesar de su avanzada edad, su cuerpo estaba marcado por los implantes que se entrelazaban con su piel marchita y arrugada como raíces retorcidas en un árbol moribundo. Su rostro, desprovisto de cabello y ojos cibernéticos hundidos que brillaban en rojo.
Un lanzamisiles integrado se erguía amenazadoramente desde su brazo izquierdo. Aunque solo contaba con un misil, era suficiente para causar estragos y sembrar el caos a su paso, pero ya lo había usado.
Su tolerancia casi nula recae en la poca cantidad de implantes que tenía, aun así, era un ser cuya sed de violencia y caos no conocía límites ni remordimientos, pero carecía de capacidades.
Cladert miró al Centropáta con desdén, apuntando su arma hacia la criatura. "Un ciberchiflado", murmuró con desprecio, refiriéndose al estado corrompido en el que había caído el hombre una vez Éndevol.
Skarn, por su parte, observaba la escena con calma, sin mostrar señales de preocupación o miedo. Su capucha verde ocultaba su rostro, pero se podía percibir una sensación de curiosidad en su postura imperturbable.
"¿Qué vamos a hacer?" preguntó Cladert, con la mirada fija en el Centropáta mientras este se acercaba lentamente, emitiendo gruñidos guturales.
Skarn se limitó a responder. "Alguien tiene que hacer el trabajo, ¿no es así, Cladert?"
Mientras tanto, el Centropáta continuaba avanzando, con sus ojos brillando con una luz rojiza y siniestra.
Cladert apretó el gatillo de su Bilmaul, disparando con precisión hacia el Centropáta. Los rayos láser cortaron el aire con un silbido agudo, impactando contra la carne y el metal del ser corrupto. Sin embargo, el Centropáta apenas se detuvo, avanzando inexorablemente hacia ellos, ignorando los disparos como si fueran meras molestias, igualmente Cladert le dio en un brazo, el izquierdo, y este explotó, haciendo tambalear al anciano, pero este seguía avanzando.
Mientras tanto, Skarn seguía observando con su imperturbable calma, sin hacer ningún movimiento para ayudar.
Cladert no quería entablar cuerpo a cuerpo por la posible fuerza abrumadora del Centropáta, y seguía disparando.
Sin embargo, Skarn lanzó una llamarada de un intenso color magenta desde su mano, que envolvió la parte inferior del Centropáta en una explosión de energía, desintegrándolo en un instante. El olor a carne quemada impregnó el aire, y los restos del Centropáta se dispersaron en una lluvia de cenizas, mientras sus brazos, torso y cabeza caían al suelo, pero aún se arrastraba.
Cladert observó mientras Skarn pisoteaba el cráneo del anciano con su bota de metal plateado. "¿Magia?", preguntó Cladert con incredulidad y un tono teñido de sarcasmo mientras miraba a Skarn.
Skarn respondió con una risa. "Algunos trucos aquí y allá", dijo en tono ligero, como si desestimara la gravedad de lo que acababa de hacer.
Cladert frunció el ceño, sintiendo una mezcla de curiosidad y desconfianza hacia Skarn y sus poderes misteriosos. No conocía ninguna raza capaz de utilizar esa forma de magia, y eso despertó su intriga. ¿Qué secretos ocultaba Skarn bajo su capucha verde?
“Yo juraba que bajo esa capucha había un Éndevol… pero ellos solo pueden usar magia blanca…” Mientras Cladert reflexionaba sobre la situación, el mercado negro de Hallur se extendía ante ellos, un laberinto de callejones oscuros y edificios deteriorados que destilaban una atmósfera de peligro y decadencia.
Mientras Skarn se despedía, Cladert observaba su figura encapuchada desaparecer entre las sombras del mercado negro de Hallur. A pesar de la peculiaridad de Skarn, Cladert sabía que era un aliado útil en ciertas situaciones, aunque siempre era difícil predecir su comportamiento errático.
Una vez que Skarn se alejó, Cladert se concentró en su propia misión. Decidió hacer lo mismo, pero antes de hacerlo, tenía un asunto pendiente que atender. Se dirigió a una de las tiendas clandestinas en busca de una caja de Blissphere.
La tienda estaba envuelta en una atmósfera de clandestinidad, con luces verdes tenues que apenas iluminaban los estantes llenos de productos ilegales. Cladert se movió con cautela, evitando el contacto visual con los otros clientes y manteniéndose alerta ante cualquier señal de peligro.
Finalmente, encontró lo que buscaba: una caja de Blissphere, el líquido rosado brillante contenido en ocho pequeñas botellas. Sin perder tiempo, pagó discretamente al vendedor y guardó la caja en su bolsillo, asegurándose de ocultarla cuidadosamente entre sus pertenencias.
Una vez fuera de la tienda, Cladert se encaminó de regreso al Eclipse Sangriento. Mientras caminaba por los oscuros pasillos del mercado, podía sentir la tensión en el aire, una sensación palpable de peligro latente que acechaba en cada esquina.
Finalmente, llegó al anclaje donde estaba atracada su nave. Con un suspiro de alivio, ascendió por la rampa de acceso y entró en el Eclipse Sangriento, sintiéndose momentáneamente a salvo de los peligros del mercado negro…
Cladert cerró la puerta de su camarote con suavidad para no despertar a Korra, quien seguía dormida en la cama. Se acercó al espejo colocado en la pared opuesta a la litera y observó su reflejo con detenimiento. Su ojo se posó en el vacío donde antes había estado su ojo derecho, una marca permanente de las muchas batallas que había librado a lo largo de los años.
Con un suspiro cansado, Cladert se tocó la cicatriz donde solía estar su ojo y murmuró para sí misma. "Al carajo". Sabía que necesitaba una solución permanente para su pérdida, y los implantes parecían ser la opción más viable. A pesar de su aversión a la idea, comprendía que la mejora tecnológica era necesaria para mantenerse a la par de los demás.
Decidiendo que era hora de tomar medidas, se quitó la chaqueta de cuero negro con pinchos de hierro y la dejó caer en una silla cercana. Se sentó en el borde de la cama y respiró hondo antes de abrir una pequeña botella de Blissphere que había guardado en su bolsa.
El líquido rosado brillante parecía relucir bajo la tenue luz de la habitación. Cladert inclinó la botella hacia sus mandíbulas y se la tomó de un sorbo, dejando que el líquido dulce y embriagador llenara su boca. El sabor agridulce le recordó a momentos pasados, a noches de celebración y días de desesperación. Pero en ese momento, solo buscaba un breve alivio, una pausa en el constante flujo de preocupaciones y responsabilidades.
Después de saborear el dulce éxtasis del Blissphere, Cladert buscó en su bolsa y sacó el vaporizador plateado. Con manos temblorosas, llenó el dispositivo con la sustancia líquida de color azul intenso: Neuriosvus. Inhaló profundamente, dejando que el vapor llenara sus pulmones y se extendiera por su cuerpo.
Un cosquilleo eléctrico recorrió su cuerpo, haciendo que su piel se erizara y su corazón latiera con fuerza. Una oleada de euforia la invadió, envolviéndola en una nube de felicidad y bienestar. Los colores de la habitación parecían intensificarse, cada sombra más profunda y cada destello más brillante.
Después de todo, en un mundo lleno de peligros y traiciones, ¿quién no buscaría una forma de escapar de la realidad, aunque solo fuera por un instante?
Mientras el efecto de la Neuriosvus se apoderaba de ella, Cladert se recostó en la silla, dejando que la droga lo transportara a un lugar de pura felicidad y liberación…